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Aquel primer programa electoral y el círculo virtuoso del servicio público

Villaverde siente que cierra un ciclo de compromiso que inició como representante estudiantil en el claustro de los ochenta

Ignacio Villaverde, durante su época de estudiante en Alemania.

Aquel programa electoral va camino de los cuarenta años, pero se conserva bastante bien. El Ignacio Villaverde de diecinueve años, estudiante de Derecho y cabeza de candidatura al claustro constituyente de la Universidad de Oviedo, escribió en 1984 que se pronunciaba a favor de una Universidad “pública, laica, no discriminatoria, gratuita, democrática y participativa, que sea un verdadero instrumento de progreso…” El documento está escrito a máquina, con titulares e ilustraciones a trazos manuscritos, y también pide “que la enseñanza tenga conexión con las salidas laborales”, la congelación de tasas y otras reivindicaciones que se han obstinado en resistir el paso del tiempo.

Si el Ignacio Villaverde de 2021, el rector recién elegido, se obliga a buscar el lugar donde empezó todo, volverá de regreso a 1984 con la sensación de estar “cerrando un círculo”. Este rector electo del siglo XXI viene de aquel activista estudiantil de los ochenta que recibió unas cuantas broncas por protestar contra una carrera en la que veía “mucha retórica y muy poca práctica”. “Siempre he tenido mucha vocación de servicio público”, confiesa. “Es esa sensación de que tienes que devolverle algo a la sociedad y que comenzó cuando redacté mi primer programa para el claustro constituyente y la Junta de Facultad”. Retoñaba la democracia y Villaverde –esto sigue siendo un pueblo grande– compartió escaño con su tocayo Ignacio Prendes, luego diputado de Ciudadanos. El hoy rector encabezaba la lista del Equipo para la Participación Universitaria; en el cierre de la rival, la Candidatura Independiente de Estudiantes de Derecho, figuraba Pablo Junceda, ahora director general del banco Sabadell Herrero.

Muchos nombres de aquellas papeletas de los primeros ochenta están también ahora en el whatsapp del nuevo rector, emitiendo mensajes de felicitación “emocionantes”, afirma Villaverde. Es el día después de su elección como rector y ha empezado con una experiencia insólita en mucho tiempo, dormir la mañana. Hasta ayer, “tenía tanta tensión y energía que estaba con los ojos como platos a las cinco de la mañana”. Las atenciones a los medios de comunicación tomaron el relevo de los compromisos de campaña en una jornada en la que después tocaba “sosegar” y que el catedrático quiso completar buscando remansos de tranquilidad, de paz y silencio para contestar “uno a uno” a aquellos cientos de mensajes. También había que volver a pasear en calma por Gijón, la ciudad natal y de residencia del primer rector gijonés desde los tiempos de Torcuato Fernández-Miranda, en los cincuenta.

También es el primer jurista desde Teodoro López-Cuesta (1978-1983). Espera con “emoción” el primer día en el despacho del rectorado. “Todavía recuerdo aquel día de mayo de 2008, cuando salí de aquel edificio con Juan Vázquez –en cuyo equipo había sido vicerrector–, porque cedíamos el rectorado a Vicente Gotor. Es volver con la emoción de asumir esa responsabilidad de que ahora me toca a mí llevar a la Universidad de Oviedo más lejos y hacerla mejor”.

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