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"Soy un tío honrado y ético, me siento despreciado y ninguneado", dice el Alcalde de Somiedo, juzgado por prevaricación en Oviedo

Belarmino Fernández niega haber cometido ilegalidad alguna: "Me parece incomprensible, esto no debería haber llegado a juicio"

Belarmino Fernández, antes del inicio del juicio.

En 2016, un senderista molesto con lo que le había cobrado un taxi por llevarle desde Pola de Somiedo a Valle de Lago comenzó a presentar escritos en el Ayuntamiento pidiendo que se le aclarasen cuáles eran las tarifas. El Alcalde Belarmino Fernández le respondió en diferentes ocasiones que en el concejo regía la normativa autonómica. En 2017, el usuario acabó denunciando ante el Ayuntamiento al taxista que, según él, le había cobrado de más, y la Fiscalía, denunciando al Alcalde por no haber incoado expediente alguno sobre este asunto. Esta mañana se ha celebrado la vista en la sección segunda de la Audiencia, en Oviedo. El alcalde somedano se enfrenta a la friolera de tres años de cárcel y 16 años de inhabilitación. Tras negar cualquier irregularidad, Belarmino Fernández se defendió con vehemencia: "Soy un tío honrado y ético, tengo un dolor inmenso. Llevo 33 años gestionando dinero público y siempre he seguido la máxima de que la honradez es la mejor política. me siento despreciado y ninguneado. Esto no debería haber llegado a juicio. Se trata de un señor que no reclama cantidad alguna, que no aporta documento alguno, ni dice cuál fue el recorrido, y en base a ello la Fiscalía me dice que debería haber abierto un expediente".

El fiscal mantuvo su solicitud de tres años de cárcel. "No se discute si se cobró de más o de menos, sino la actitud recalcitrante del alcalde de no querer aportar datos", indicó el fiscal, quien llegó a admitir que la actitud del denunciante era "quizá obstinada". Éste, ha añadido, "presenta una denuncia contra el taxista por incumplir las tarifas autonómicas y el alcalde no contesta, ni realiza actuaciones previas. No tiene ningún deseo de facilitar información porque quizá realmente hay unas tarifas especiales. Cuando recibe la denuncia, la guarda en un cajón", ha desgranado el ministerio público. El afectado indicó por su parte que no pretendía ir contra un taxista en concreto, sino simplemente saber qué tarifas regían, porque le había cobrado precios distintos, "con unas diferencias del 300 por ciento".

Belarmino Fernández se defendió: "Pidió información sobre el régimen de tarifas y contesté, indicando que regía la normativa autonómica. Es cierto que añadí la coletilla de 'con la especificidad de los municipios de montaña', pero era una forma de hablar, me refería a las áreas interurbanas". Luego, "denunció al taxista, pero no aportó ningún ticket ni factura, no presenta ningún documento, ni dice el precio, ni el trayecto, ni el día". En esas condiciones, añadió, no podía abrir expediente alguno. Si hubiese conocido de alguna infracción en concreto, abundó, lo hubiese hecho, "pero en este caso no había nada".

Su letrado, Carlos Álvarez, pidió la libre absolución. "No hay ninguna prueba de que se produjese un cobro irregular, y sin soporte probatorio, se trata tan solo de una imputación carente de fundamento, construida maliciosamente. Hay un absoluto erial probatorio", sentenció. Y añadió: "Hay, por supuesto, derecho a denunciar, y la obligación de investigar por parte de la administración, pero en este caso no había prueba alguna que llevase al ayuntamiento a abrir un expediente por cobro irregular. No se puede dar lo que no hay". El juicio ha quedado visto para sentencia.

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