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Humberto Rodríguez Solla | Vicerrector de Relaciones Institucionales y Coordinación de la Universidad de Oviedo

“Los fondos europeos transformarán la Universidad a nivel digital y de campus”

“Queremos que entren más alumnos de FP en los grados; mi idea es lanzar un plan piloto en Mieres reordenando asignaturas de algún título”

Humberto R. Solla, en el edificio histórico de la Universidad. | Miki López

Hace poco más de un mes, Humberto Rodríguez Solla (Gijón, 1975) cambió la bata blanca por la americana y la camisa. Echa de menos “el olor a laboratorio”, porque ahora su trabajo está en un despacho. En realidad, en varios. Es el hombre fuerte del equipo de gobierno de Ignacio Villaverde, el vicerrector de Relaciones Institucionales de puertas para fuera y el de Coordinación de puertas para dentro. Su función, dicho en pocas palabras, es la de tejer para una mejor Universidad de Oviedo.

“El balance es muy positivo. Ha sido un mes intenso, pero creo que el ambiente ya ha cambiado. Hay ganas de meterse en jardines nuevos, de tirar por la institución y de salir de esta parálisis en la que estábamos metidos”, afirma. En definitiva, el catedrático de Química Orgánica palpa ahora en los campus “buen rollo”. La meta para la que trabaja de 8.30 a 21.00 horas todos los días de la semana es clara: darle un vuelco a la Universidad. “No podemos seguir gobernando en el año 2021 como si estuviésemos en el 2000 o en la década de los 90”, subraya.

–En este breve espacio de tiempo, ¿en qué cree que ha cambiado la Universidad de Oviedo?

–Hemos normalizado las relaciones tanto dentro como fuera de la institución académica. Hay una total sintonía con el Principado. 

–¿Con qué frecuencia se está reuniendo con el Gobierno regional?

–Entre una y dos veces a la semana. Yo creo que antes no había esta dinámica de reuniones. Y, además, estamos trazando líneas comunes y hemos creado grupos de trabajo en distintos niveles y con participación de diferentes direcciones generales: la de Universidad, la de Innovación, la de Proyectos Europeos, la de Enseñanzas Profesionales... Está claro que la Universidad tiene que ir de la mano del Principado.

–¿Qué tratan en esas reuniones?

–Ahora mismo estamos tratando temas relacionados con los fondos europeos. Y, más en concreto, abordando el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La próxima semana empezaremos a trabajar en la petición de proyectos. Ese plan pivota alrededor de cuatro ejes fundamentales: centros de I+D vinculados a la inteligencia artificial, el español en inteligencia artificial, obviamente la transformación digital y el humanismo tecnológico. Esas líneas de actuación nos permitirán, por otro lado, transformar la Universidad de Oviedo no solo desde el punto de vista de la digitalización, sino que también plantearemos transformaciones en campus y edificios. Buscamos un proyecto grande para Asturias y grande para la Universidad.

–¿Qué objetivos se marcan en relación a los fondos europeos?

–Tenemos en mente diferentes estrategias de campus. Por ejemplo, recientemente anunciamos que vamos a potenciar el de Mieres (con 4 millones). Este impulso, no obstante, no lo podemos ver como algo local. Al final, la Universidad está presente en todo el territorio y todo lo que signifique impulsar una parte, también repercute en el resto. Por otro lado, desde el ámbito académico, trataremos de utilizar los fondos europeos para desarrollar distintas iniciativas, algunas de ellas muy novedosas relacionadas con la Formación Profesional (FP). Estos proyectos europeos son muy transversales y, además, se pueden pedir de manera conjunta con otras instituciones.

–¿Vamos camino de ver la mayor transformación de la Universidad de los últimos años?

–Sí, porque una de las principales cuestiones dentro de esos fondos europeos está relacionada con la transformación digital. Y este es uno de los objetivos que nos marcamos como gobierno. Por eso digo que tenemos que estar alineados con el Principado, pero ya no servilmente, sino porque tenemos objetivos comunes de construcción.

–Hablaba antes de novedades en torno a la FP. ¿Cuáles?

–Queremos impulsar que entren más alumnos de FP en la Universidad, ya que ahora son pocos los que acceden. Para ello, habría que desarrollar itinerarios especiales, en los que se reordenen las asignaturas de las titulaciones. Mi idea es hacer un proyecto piloto en algún grado y creo que un buen sitio es el campus de Mieres. Todo lo que sea captar estudiantes para la institución creo que es positivo. De todas formas, esto es algo que está hablado con la consejería de Educación, pero que está todavía en mantilla. Y habrá que desarrollarlo en coordinación con los vicerrectorados implicados. Otra cosa en la que está muy interesado el Principado es en crear unidades de excelencia María de Maeztu. No existen en Asturias y convertiría nuestros centros de investigación en entidades más fuertes y competitivas.

–¿Qué opina de la Agencia de la Ciencia que quiere poner en marcha el Gobierno?

–Yo lo veo positivo. Todo lo que sea reordenar el ecosistema científicos asturiano está bien. Además, estas agencias existen en otras comunidades y están funcionando muy bien, porque agilizan las convocatorias.  

–Además del Principado, ¿con qué otras instituciones ya ha iniciado contactos?

–Hemos mantenido reuniones con ayuntamientos, con las cámaras de comercio, con FADE (Federación Asturiana de Empresarios)... En todas ellas hay ganas de hacer cosas. Por ejemplo, el jueves estuvimos con el alcalde de Valdés y de ese encuentro surgió la posibilidad de hacer distintas acciones en el Occidente y en el Oriente relacionadas con Severo Ochoa.

–Asturias está a la cabeza de España en inactividad juvenil. ¿Qué puede hacer la Universidad para paliar esta situación?

–Las cifras son dramáticas y yo creo que los esfuerzos institucionales tienen que ir dirigidos a potenciar el emprendimiento y la formación. Porque cuanto más formado estés, más competitivo serás y mayor capacidad tendrás para encontrar empleo. Tenemos que animar a nuestros jóvenes a que estudien en la Universidad de Oviedo, ya que es una de las mejores instituciones del país.

–¿Qué retos de los 30 marcados para los cien primeros días han puesto en marcha?

–Trabajamos a buen ritmo y muchos de ellos ya se han iniciado. Por nombrar algunos: todos los relacionados con el covid; los consejos de campus, que pretenden acercar el gobierno a los centros y que ellos puedan participar en las decisiones de la Universidad; y el grupo de coordinación de centros, departamentos e institutos.

–¿Qué decisiones han tomado en el seno del grupo covid?

–Ayer mismo (por el viernes) hubo una resolución del Rector en la que se califican los exámenes de esenciales. El grupo covid también está trabajando de forma muy intensa para organizar la EBAU y el próximo curso académico. No podemos gobernar a golpe de sobresalto. Tenemos que tener bien definidos los distintos escenarios que pueden darse en septiembre: el presencial, el no presencial y el híbrido. Estamos trabajando en los tres. Yo soy optimista y creo que en el peor de los casos iniciaremos el curso en un modelo híbrido.

–Ya hay voces críticas entre el estudiantado por los exámenes presenciales. ¿Por qué han decidido aplicar la fórmula del primer semestre?

–Tenemos un plan común para toda la estructura universitaria, pero luego cada centro tiene su propia idiosincrasia, en función del número de alumnos y el tipo de enseñanzas, y hay que dejarles un margen de actuación. No se trata de hacer un debate sobre la presencialidad o la no presencialidad en el momento actual de pandemia. La Universidad está para enseñar y se ha demostrado que la actividad dentro de la institución es segura. Y habrá alumnos contrarios, pero habrá otros que quieran exámenes presenciales. Al final tenemos que gobernar para toda la Universidad y, lógicamente, no es lo mismo mover a un gran número de personas durante la época de docencia que únicamente durante las semanas de evaluación.

–Otra de sus funciones es la de coordinar. ¿Cómo está siendo su relación con el resto de vicerrectorados?

–Yo estoy encantado. Es un equipo que me tiene impresionado. Son grandes profesionales desde el punto de vista académico, pero también de la gestión. Prácticamente hablo con todos mis compañeros todos los días. La disposición es completa: a cada llamada de teléfono que hago, responden de inmediato. Me están haciendo muy fácil la tarea de coordinación. Es gente estupenda. Yo creo que el ambiente en la Universidad ha cambiado. Hay ganas de hacer cosas nuevas, de meterse en jardines nuevos, de tirar por la institución y salir de esta parálisis institucional en la que estábamos desde hacía una buena temporada.

–¿Echa de menos los laboratorios?

–Sí, echo de menos hasta el olor del laboratorio, la bata blanca... Es todo muy diferente. Yo antes hacía gestión, pero en un departamento (el de Química Orgánica e Inorgánica), con el laboratorio al lado. Y aunque sigo teniendo conexión con mi grupo de investigación, no es lo mismo. Creo que me he adaptado bien al cambio, pero no dejo de ser un químico vocacional. Esto es algo transitorio, de cuatro o ocho años, pero lo otro es para toda la vida. 

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