El ocio nocturno seguirá cerrado en Asturias y sin visos de apertura. Los empresarios del ramo no ocultan su “cabreo y desesperación” por lo que consideran una “discriminación”. Sentimientos que se acrecientan al saber que el Ejecutivo de la vecina Galicia ya prepara la desescalada del sector. El borrador plantea medidas similares a las propuestas por Otea, la patronal de la hostelería y el turismo en Asturias, solo que, en el Principado, al menos de momento, continuarán en un cajón. Control de clientes, aforos, distancias, mascarillas y ventilación, pero también se permitiría fumar al aire libre y bailar.
¿Qué condiciones se estudia implantar en Galicia para que puedan abrir los bares de copas, discotecas y salas de baile? La apertura será “gradual, dinámica y reversible”, en función de la situación epidemiológica. Así sólo podrán abrir aquellos locales ubicados en municipios cuya incidencia acumulada a 14 días sea inferior a 150 casos por cada 100.000 habitantes (riesgo medio-bajo). En Asturias son todos excepto Llanes –que continúa en el sistema “4 Plus” de restricciones–, según la última actualización realizada por el Observatorio de Salud del Principado.
Los establecimientos deberán controlar los aforos, que en espacios de más de 1.500 metros cuadrados será mediante un contador continuo. También, tal y como propone Otea, los responsables de los locales deberán llevar un control de clientes, con nombre completo, teléfono, y fecha y hora de entrada al establecimiento. Estos datos se guardarán durante tres meses. Se controlará también la ventilación y calidad del aire: no se podrá superar 800 partículas por millón de concentración de dióxido de carbono (esto significa que significa que el uno por ciento del aire que respiramos ya fue respirado antes por otra persona).
Dentro de los locales, el aforo no podrá superar el 30 por ciento de la capacidad, mientras que en las terrazas o al aire libre llegará hasta el 50 por ciento. El consumo se hará siempre sentado, con un máximo de cuatro personas por mesa.
Incluso se podrá bailar, aunque se limita el uso de la pista de baile a tres metros cuadrados por persona. También se fija el aforo en los aseos, con una ocupación máxima de 4 metros cuadrados por persona.
La mascarilla será obligatoria excepto en el momento de consumir, y se permitirá fumar en las terrazas –incluso cachimbas– en las terrazas y manteniendo una distancia interpersonal de dos metros.
Entre el escenario y el público tendrá que haber una distancia mínima de tres metros. Pero, además, entre los integrantes de los grupos musicales deberá haber un metro y medio de distancia.
Las condiciones para esta reapertura, sin embargo, no convence al sector. La Asociación Provincial de Establecimientos Musicales y Espectáculos Reglados (Apemer) se mostró muy crítica con varios de los puntos del borrador del gobierno gallego, especialmente con los que tienen que ver con el aforo, al entender que con las limitaciones que se pretende implantar “motivarían que buena parte de los negocios siguieran con las persianas bajadas”. Carlos Rodríguez, presidente de Apemer, propone requerir una prueba PCR o test de antígenos a los clientes para acceder a los locales, garantizando que “el que acceda va a estar bien, sano; así no sería necesario tanta restricción de aforo”.
Las medidas que figuran en el borrador elaborado por la Xunta de Galicia coinciden casi en su práctica totalidad con las propuestas realizadas por Otea, y presentadas hace solo unos días al Principado. “Llevamos trabajando y peleando por el ocio nocturno desde el primer momento, pidiendo un protocolo especial para ellos. Las propuestas del gobierno gallego son como las que planteamos desde Otea porque son de sentido común. Esperamos que el Ejecutivo regional tome ejemplo del de Galicia”, afirmó José Luis Álvarez Almeida, presidente de la patronal sectorial asturiana.
