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José Miguel Viñas Físico y divulgador meteorológico

“Estamos en una época en que las tormentas ocasionalmente fuertes no suelen faltar a su cita”

“No solo es percepción de los asturianos: el número de días en los que orbaya en Asturias y el área cantábrica disminuye”

José Miguel Viñas, en una foto de archivo.

Como buen divulgador el físico José Miguel Viñas habla del tiempo meteorológico en su último libro “El Tiempo” (Shackleton Books) “con un lenguaje sencillo, sin tecnicismos, para que resulte accesible a un número amplio de lectores”. Viñas –asturiano de adopción, una tierra que conoce bien pues su familia política es de Navelgas (Tineo)– es un habitual en los medios. Meteorológo en Meteored, colabora con la Agencia Meteorológica Mundial.

–Sostienen el divulgador y escritor Vicente Aupí en el prólogo y usted en la introducción que todo el mundo habla, que todos hablamos del tiempo sin entender nada o lo mínimo.

–La verdad es que sorprende que, a pesar de ser uno de los temas de conversación por excelencia, siga habiendo una cultura meteorológica tan pobre. Me pregunto muchas veces por qué la mayoría de personas, aunque no sean futboleros, saben explicar qué es un fuera de juego o un penalti, pero no una borrasca o un anticiclón. A pesar de ello, la ciencia del tiempo es más popular que hace unos años, en parte gracias al cambio climático.

–Y cada vez interesa más, está de moda.

–Sí, ese interés es creciente. A ello han contribuido sin duda las redes sociales y el poder de las imágenes de los espectaculares cielos y nubes que hoy en día se comparten. Ya no solo vivimos la experiencia del día a día del tiempo del lugar de residencia, sino muchos otros tipos de tiempo gracias a las fotografías y los vídeos que inundan la red.

–Su objetivo con este libro…

–Planteo un recorrido histórico que ayuda a entender cómo ha sido el desarrollo la Meteorología desde la antigüedad hasta nuestros días, y eso me da pie para explicar numerosos conceptos, los distintos meteoros, las nubes y los fenómenos atmosféricos, para culminar con la predicción del tiempo y con una última parte dedicada al clima y al cambio climático.

–Es la predicción una herramienta muy poderosa: ustedes pueden condicionar la recogida de la cosecha o que se cultive una cosa u otra, planes empresariales, transporte, planes políticos...

–Sí que es poderosa, pero las personas que la comunicamos no. En lo personal, es gratificante comprobar que la evolución real de la atmósfera no se desvía mucho de la evolución prevista. Aparte de eso, sientes que llevas a cabo un servicio público cuando, gracias a la predicción, miles de personas evitan una situación de riesgo potencial o les es útil.

–¿Le duelen los errores de la gente? Si yo le pregunto, por ejemplo, qué clima hará este verano y no qué condiciones meteorológicas tendremos, ¿se enfada por confundir términos?

–No es dolor ni enfado, sí una cierta frustración, ya que es mucho el empeño que desde hace muchos años los profesionales de la Meteorología ponemos por explicar bien la diferencia entre el tiempo y el clima. Todavía falta trabajo por hacer. Lo mínimo que podemos exigir es que el tratamiento sea el adecuado en los medios.

–Ya puestos, ¿nos cuenta el tiempo que hará en verano en Asturias?

–Las predicciones estacionales tienen sus limitaciones y sólo marcan tendencias. Todo apunta a que en nuestro país tendremos un verano particularmente caluroso, más de lo normal, que ya lo es de por sí. Precisar más es especular. Se observa una tendencia creciente a alcanzarse temperaturas particularmente altas no solo en verano, sino en otros momentos del año.

–A los asturianos nos parece que ha dejado de orbayar, al menos, que no lo hace tanto como antes.

–No sólo es una percepción de los asturianos, el número de días en que se produce llovizna en el área cantábrica está disminuyendo. Es algo que también se observa en la vecina Cantabria y en el País Vasco. Siguen dándose situaciones meteorológicas en el Cantábrico propicias para el orbayo, pero el fenómeno es menos persistente.

–¿Por qué?

–No hay ningún estudio concluyente. Se trata, posiblemente, de cambios en la dinámica atmosférica en el Cantábrico, que aunque puedan estar ligados al cambio climático, no resultan fáciles de relacionar.

–¿Son esos tormentones y chubascos que caen tan brutales en tan poco tiempo y de repente, como el de este pasado miércoles en Asturias, normales?

–No todos los años en junio se da una situación tan propicia y duradera, si bien estamos en una época del año en que las tormentas ocasionalmente fuertes no suelen faltar a su cita. La subida de las temperaturas, con unos valores que en muchas zonas de nuestro país han estado por encima de los normales de junio, ha podido ser uno de los desencadenantes de algunas de las violentas tormentas que hemos tenido por diferentes lugares de la geografía española

–¿Cada vez se puede predecir con más exactitud y a más días, no?

–La fiabilidad de las predicciones meteorológicas es un hecho que viene de la mano de unos modelos matemáticos de predicción cada vez mejores. A pesar de ello, la predicción del tiempo a largo plazo tiene unos límites que impone el comportamiento caótico de la atmósfera. El margen de mejora no se va a traducir en lograr predecir con más exactitud a más días vista, sino en que las predicciones a muy corto plazo sean todavía más certeras. Las tormentas, todavía, son bastante escurridizas para los modelos. Se puede anticipar una situación tormentosa incluso a medio plazo, pero a escala local –en un punto concreto del mapa–, incluso con pocas horas de antelación es difícil saber dónde descargará.

–¿Me fío del tiempo del que me informa el teléfono móvil?

–Cualquiera puede comprobar que hay determinadas situaciones en las que la aplicación de su móvil es fiable, pero cuando tenemos situaciones de marcada inestabilidad atmosférica, también habrá comprobado cómo de una actualización a la siguiente hay cambios importantes. Los modelos que suministran esas predicciones están continuamente recalculando, produciéndose importantes variaciones, por ejemplo, con tormentas.

–Asturias va camino de ser Murcia, dicen, por el cambio climático…

–No es probable que algo así llegue a darse a lo largo del presente siglo. El clima de Asturias, aunque vaya cambiando, siempre presentará unas características y singularidades por factores geográficos. Lo que sí que ocurrirá, seguramente, es que tendremos más días en Asturias con un tiempo que nos recordará al de Murcia.

–En su libro habla de que habido a lo largo de la historia cambios climáticos. ¿El que ahora mentamos tanto es porque toca, es decir, un ciclo más de la Tierra inevitable? ¿O la emisión de gases efecto invernadero influye o acelera?

–El cambio climático actual, cuya principal manifestación es el calentamiento global y el ramillete de impactos que ello acarrea y que cada vez son mayores, no se puede explicar sin nuestra influencia por emisiones de gases invernadero a la atmósfera. Eso lo diferencia de cambios climáticos ocurridos en el pasado.

–¿Hay tiempo de frenarlo?

El tiempo se acaba. Tenemos un par de décadas a lo sumo.

–El refranero español es muy sabio y en meteorología lo borda. ¿Pero hay algunos mitos y creencias erróneas?

–La meteorología popular está basada en la experiencia humana ante el devenir atmosférico, de ahí lo certeros que son muchos refranes del tiempo, aunque la velocidad del cambio climático actual está invalidando algunos de ellos. Hay mucho mito, por ejemplo, en relación a la influencia lunar en los cultivos y en el comportamiento atmosférico. Métodos como las cabañuelas tampoco tienen fundamento alguno, a pesar del seguimiento, casi devocional, de algunos.

–Una clase práctica y rápida para los lectores de LNE: cuatro palabras básicas que haya que dominar para pasar por un “experto” meteorólogo y qué son.

–Me conformo con que sepan diferenciar bien el tiempo (atmosférico) del clima, así como un tornado de un huracán, una borrasca y una tolvanera. En mi libro “El tiempo” intento explicar bien todas estas cosas y los entresijos de la atmósfera.

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