El final fue feliz, aunque el trance duró varios días. Un escalador, que pertenecía a la Escuela Militar de Montaña y que se encontraba haciendo un curso en el Picu Urriellu, en los Picos de Europa, sufrió un accidente mientras escalaba el sábado pasado. El Grupo de Rescate de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) acudió en su auxilio, siguiendo el protocolo habitual. Cuando se le visualizó desde el helicóptero, uno de los bomberos fue descolgado por una grúa hasta el lugar donde se encontraba. El médico que les acompañaba, así como todo el equipamiento pesado que llevaba con él, se quedó en el refugio.
En el momento en el que estaba teniendo lugar el rescate apareció la niebla, impidiendo que el helicóptero pudiera sacarles de allí. Tras varias intentos y viendo que la niebla persistía, el bombero, a eso de las 19:30 horas del sábado, decidió bajar con el escalador accidentado haciendo rapel hasta el refugio antes de que les cogiera la noche y tuvieran que pasarla allí, al raso. El bombero y el escalador estuvieron juntos en la pared del Urriellu unas tres horas. Una vez a pie de vía, el militar accidentado fue llevado al refugio donde le trató el médico y donde se tuvo que quedar alojado ante la dificultad que comportaba trasladarlo en su estado y con el mal tiempo que persistió hasta el día de hoy. Haber desplazado un helicóptero hasta el refugio era un riesgo innecesario teniendo en cuenta que el escalador no sufría heridas graves.
El médico y el bombero que asistieron a este militar que realizaba sus prácticas en la montaña asturiana bajaron al día siguiente, el domingo, caminando. El herido se quedó instalado en una cama en el refugio, moviéndose tan solo para comer y cenar. El final de la aventura tuvo lugar hoy mismo, cuando por fin el escalador herido pudo ser trasladado en helicóptero.
