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De Ecuador a Irlanda: los “Severo Ochoa” salen a conocer mundo científico

Más de una veintena de jóvenes investigadores piden cada año trabajar por unos meses en laboratorios extranjeros: “Nos hacen ver las cosas de otra manera y ampliamos contactos”

Lucía Pola, Iyán Fernández, Laura Suárez y Daniel Fernández.

Cada año más de una veintena de jóvenes investigadores con contratos “Severo Ochoa” hacen las maletas para vivir “una gran oportunidad de aprendizaje” y “crecer como científicos”. La de realizar por unos meses una estancia en el extranjero. En este 2021 eligieron salir fuera de nuestras fronteras 23 de un total de 70 beneficiarios de las ayudas que concede anualmente el Principado a los mejores predoctorales bajo el nombre del prestigioso médico luarqués. La mayoría de ellos se encuentran ahora mismo en laboratorios de otros países y aseguran que es un lujo poder “ver cómo se trabaja en otros sitios”. “Conocer otros puntos de vista es muy importante en investigación; te hacen ver las cosas de otra manera”, afirman. La experiencia les está sirviendo también, dicen, para “ampliar contactos” y poder iniciar “futuras colaboraciones”, así como para trabajar con referentes internacionales y utilizar equipos punteros no presentes en la Universidad de Oviedo. 

Las que vienen a continuación son las experiencias de siete “Severo Ochoa” por el mundo. 

La línea de investigación de la moscona Lucía Pola Fernández es la economía circular y, más en concreto, la revalorización de aguas residuales. “Con el incremento de la población y la industrialización, cada vez se generan más corrientes acuosas con alto poder contaminante. Por tanto, mi tesis consiste en estudiar el tratamiento a alta presión y temperatura de algunas de estas aguas para eliminar los compuestos tóxicos que contienen y obtener otros de interés a nivel industrial, generando un valor añadido”, resume esta ingeniera química e integrante del Grupo de Tecnología de Bioprocesos y Reactores de la Facultad de Química.

Covadonga González-Nuevo.

Pola estará hasta finales de este mes en el Instituto de Investigación y Tecnología de Catálisis de Alemania realizando una estancia de investigación. “Decidí solicitarlo por todo lo que me iba a aportar tanto en lo personal como en lo profesional: podría obtener el doctorado con mención internacional, conocería a otros investigadores, tendría que adaptarme a otra cultura y practicaría idiomas. Era una oportunidad”. Y la experiencia no podría estar yendo mejor. La moscona usa equipos que en la Universidad de Oviedo no tiene y que completan su trabajo. “Por otro lado, veo cómo se trabaja en otros laboratorios y amplío contactos. Conocer otros puntos de vista, ya sean de gente de tu misma rama de conocimiento o de otra completamente diferente, es muy importante en investigación. Te hacen ver las cosas de otra manera y aportan ideas para mejorar tu trabajo”, completa.

Otra química, la gijonesa Laura Suárez Criado, analiza las concentraciones de mercurio presentes en el cabello humano, ya que tanto el que proviene de la dieta como del medio ambiente puede observarse en un mechón de pelo. “El mercurio es uno de los metales más tóxicos que se conocen y es, además, extremadamente volátil, por lo que su estudio es importante. El objetivo general de mi tesis consiste en desarrollar metodologías para el análisis de mercurio en muestras biológicas”, profundiza. Suárez, de 26 años, está llevando a cabo esta investigación dentro del Grupo de Isótopos Estables Enriquecidos de la Universidad de Oviedo y, en la actualidad, está en la Universidad de Gante (Bélgica).

La gijonesa considera que una estancia en el extranjero es “siempre enriquecedora”. Por eso, ya desde el inicio del doctorado tuvo claro que haría las maletas por unos meses. “Una estancia aporta desde nuevos puntos de vista sobre el trabajo propio en el laboratorio hasta lazos internacionales, que podrían llevar a otras futuras colaboraciones. Siempre está bien ver cómo funcionan las cosas en otros lugares y adaptarse a nuevas formas de trabajo y costumbres”, reflexiona. Pese a ello, Suárez Criado no tiene todavía claro los pasos que dará en los próximos años. “El futuro laboral de los investigadores en España es muy inestable y complicado y, a pesar de trabajar duro, es muy difícil asegurarse una plaza en la universidad. Así que supongo que el tiempo dirá”, remata. 

La ovetense Covadonga González-Nuevo Vázquez, de 26 años, explota el nuevo campo de la ciberpsicología, que consiste en “evaluar la relación del uso de las redes sociales con distintos problemas psicológicos como la ansiedad, la depresión y la insatisfacción corporal”. Está realizando su tesis en el grupo de investigación de Psicometría, de la Facultad de Psicología, bajo la dirección de los catedráticos Marcelino Cuesta y José Muñiz, que es además rector de la Universidad de Nebrija. Hasta el próximo mes de diciembre González- Nuevo estará trabajando en la Nottingham Trent University, en Reino Unido. “Decidí realizar esta estancia porque quería saber cómo se trabaja en otros países y, en concreto, en el grupo de investigación al que he venido, liderado por la profesora Daria Kuss”, manifiesta.

Este equipo, según cuenta la psicóloga ovetense, ha realizado múltiples investigaciones sobre el uso problemático de las redes sociales y la adicción a los videojuegos y a internet; todos ellos campos “poco frecuentes en este momento en España”, por lo que concibe su estancia en el extranjero como “una gran oportunidad para aprender”. “Esta experiencia me está aportando una visión nueva sobre cómo se trabaja en otras universidades de otros países, y estoy conociendo a muchos investigadores con los que espero poder colaborar en el futuro. Además, estoy aprendiendo nuevas técnicas de investigación que incorporaré a mis estudios”, afirma.

Iyán Fernández Ploquín, de 29 años y natural de Tiñana (Siero), está volcado en el estudio del uso y la presencia de la guitarra eléctrica en la música clásica contemporánea. Y su estancia de investigación en la Universidad de Borgoña, en Dijon, Francia, le ha permitido ponerse en contacto con uno de los compositores más célebres de la historia de la música francesa: Tristian Murail. “El principal objetivo de la estancia era poder trabajar en el Laboratorio LIR3S (Sociétés, Sensibilités, Soin), un centro de investigación interdisciplinar en el que se encuentran diferentes ramas del conocimiento pertenecientes tanto a humanidades como a ciencias sociales”, explica. Dentro de este centro, Fernández Ploquín trabaja bajo la dirección de Philippe Gonin, experto en el estudio de las relaciones entre la música y la tecnología dentro de la música popular y académica contemporáneas.

Luis Rodríguez.

“Hasta el momento, los objetivos de la estancia se están cumpliendo con creces. A lo largo de este primer mes he podido trabajar regularmente con el profesor Gonin ampliando las perspectivas, resultados y aparato metodológico de mi tesis”, afirma. El sierense es graduado en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de Oviedo e hizo los máster en Música como Arte Interdisciplinar (Universidad de Barcelona) y en Formación de Profesorado para Educación Secundaria y FP (Universidad Internacional de Valencia), antes de matricularse en el programa de doctorado dentro del prestigioso grupo GIMCEL. Su idea es continuar en la investigación con un posdoctorado. “En la actualidad, hay mucha competencia y soy consciente de que es un camino duro, pero merece la pena intentarlo”, opina.

La tesis doctoral del maestro avilesino Daniel Fernández Argüelles es “un proyecto ambicioso”, según describe, que aborda los hábitos de salud de la población adolescente. “Se trata de un estudio de cohortes de tres años llevado a cabo en adolescentes de Avilés, en el que he seguido la evolución de un gran número de variables como los niveles de actividad física y sueño, el bienestar psicológico, así como parámetros sanguíneos en colaboración con el Hospital San Agustín”, detalla el joven de 32 años, que forma parte del grupo de investigación EDAFIDES (Educación, Actividad Física, Deporte y Salud). Su objetivo no es otro que “incrementar los niveles de actividad física en chicas adolescentes”.

Fernández se encuentra ahora en la Universidad de Ulster, en Londonderry (Irlanda del Norte) realizando una breve estancia, que asegura que está siendo una “gran experiencia”. “Desde el primer momento, el equipo de investigación del estudio WISH (Walking in Schools) me acogió y me hizo sentirme parte del mismo”, comenta. El profesor de Educación Física decidió realizar, según cuenta, una estancia en el extranjero “por tres motivos”. En primer lugar, “para ampliar mi bagaje científico y conocer otros investigadores, teniendo en cuenta futuras colaboraciones para dar salida a la enorme cantidad de información que he recogido”. En segundo lugar, “para poder obtener la mención internacional de doctorado”. Y finalmente, “por la experiencia de vivir en otros país y aprovechar para perfeccionar el inglés”.

El naviego Luis Rodríguez Fernández, de 33 años, se graduó en Historia por la Universidad de Oviedo, hizo el Máster en Prehistoria y Arqueología en la Universidad de Cantabria y, tras ello, regresó a Asturias para iniciar el doctorado. Su tesis consiste en analizar los restos óseos fáunicos de dos yacimientos arqueológicos de los Andes, ubicados en Ecuador: Las Orquídeas y Llano Chic. “Busco conocer cómo vivían los habitantes de estos espacios durante el momento de ocupación que varía entre hace unos 2800 años a unos 2000”, aclara. Por ello, se encuentra trabajando en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

“Tras haber cursado mi máster surgió la posibilidad de adquirir experiencia laboral en Ecuador. Durante ese tiempo tuve la oportunidad de generar contactos con grandes profesionales, tanto nacionales como extranjeros, que trabajan en diferentes proyectos arqueológicos en el país, con los cuales surgió la posibilidad de proponer el tema que estoy desarrollando y poder colaborar en ello desde la Universidad de Oviedo con mi director, el profesor Marco de la Rasilla”, comenta. Realizar esta estancia es, en su caso, vital, ya que la muestra de estudio se encuentra en el extranjero. “Además, este viaje nos permite llevar a cabo investigaciones más allá de nuestras fronteras, generando intercambios muy enriquecedores con un gran número de profesionales y, sobre todo, siendo un gran aporte en mi formación”, apostilla.

Covadonga Quintana.

La ingeniera industrial Covadonga Quintana Barcia, de 31 años y de Serantes (Tapia de Casariego), presentó su tesis el pasado mes de febrero y ahora está haciendo un año de posdoctorado en la Universidad de Oporto, en Portugal, con ayuda de la beca “Severo Ochoa”. “Mi tesis se trató de analizar experimental y numéricamente el comportamiento mecánico de los elementos intervinientes en la reconstrucción del ligamento cruzado anterior. Los resultados experimentales sirvieron para alimentar un modelo numérico de elementos finitos que creamos para simular el resultado de la operación”, concreta.

Quintana, que llevó a cabo su trabajo en el Área de Mecánica de los Medios Continuos y Teoría de Estructuras de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, solicitó una estancia breve en el extranjero para “crecer como investigadora”. Y así fue. “Encontré un grupo de investigación en la Universidad de Oporto especializado en la modelización del comportamiento de materiales biológicos, y me pareció la mejor forma de poder mejorar los resultados que yo había obtenido durante la tesis. No cabe duda de que esta estancia me está aportando más experiencia en la programación de subrutinas de materiales que describen de forma mucho más precisa el comportamiento de los mismos”, manifiesta. A la tapiega le parece “un campo muy interesante y que puede aportar unos resultados muy buenos en la complicada tarea de simular cómo se comportan materiales biológicos”. Además, “trabajar en un entorno desconocido y con herramientas nuevas permite adquirir otras habilidades”, sentencia.

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