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José Antonio Vidal Sánchez Secretario general del Sindicato Médico (SIMPA)

"Se está ofreciendo un nivel de acceso a la sanidad para el que no tenemos recursos"

"El problema del consejero de Salud no es que tome medidas que dañen al sistema, sino que se inhibe, es excesivamente legalista y tiene una personalidad temerosa para la política"

José Antonio Vidal, en el Hospital San Agustín (Avilés). | Miki López

José Antonio Vidal Sánchez (Gijón, 1966), especialista en neurología, fue elegido el pasado mayo secretario general del Sindicato Médico de Asturias (SIMPA), el puesto de la máxima responsabilidad ejecutiva en una organización con más de 1.800 afiliados. En la entrevista que sigue, analiza la situación de la sanidad asturiana y expone las reivindicaciones del colectivo de médicos.

–Usted ganó las primeras elecciones que el SIMPA ha celebrado en 40 años de andadura. Y parece que las ganó frente al "aparato" que gobernaba el sindicato.

–Digamos que la otra opción estaba apoyada por personas del anterior comité ejecutivo.

–¿Y eso cómo fue?

–Pues emocionante (risas). Pienso que la distancia que había entre las candidaturas no era tan grande. Era más bien una cuestión de personalismos. Al final, no hubo grandes vencedores ni grandes perdedores. Y ahora ya somos todos uno.

–¿Cómo le han sentado al SIMPA las primeras elecciones en 40 años de andadura?

–Pienso que han sido un éxito, un revulsivo después de 40 años de acuerdos y bienestar. Si movilizamos a casi mil afiliados para unas elecciones internas de un sindicato tan pequeño como el nuestro es que la fuerza de representación que tenemos es importante. Ahora, que ya estamos juntos, sabemos que esa fuerza es muy grande.

–¿Seguro que las heridas están cicatrizadas o, por el contrario, el sindicato está fragmentado?

–El SIMPA no está fracturado. Puede haber opiniones diversas, pero siempre las hubo. Nadie tiene que tener pensamiento único.

–¿En qué fase está la propuesta de reprobación al consejero de Salud, que el SIMPA llevó a la Junta General del Principado el pasado febrero?

–No sé nada más del tema. Lo llevaron en su momento los compañeros de Atención Primaria y que yo sepa solo hubo respuesta de dos o tres partidos políticos, pero no se concretó nada.

–O sea, ¿no van a seguir con ello?

–No hay nada previsto.

–¿Fue un brindis al sol?

–Creo que fue un intento de ver cuál era la sensibilidad política contra la ausencia de medidas en Atención Primaria. Conozco muy bien al consejero de Salud. El problema no es que vaya a tomar medidas que dañen al sistema, sino que se inhibe, que es una persona inhibida. Es excesivamente legalista, demasiado formalista, una personalidad temerosa para la política.

–¿Y desde el SIMPA van a apretar con la cuestión de Atención Primaria?

–La cuestión básica es una adecuación de los servicios a los recursos. Me explico. Ya antes de la pandemia teníamos una carencia de personal del 30 por ciento en la red de Atención Primaria. En los centros urbanos solían faltar tres o cuatro. Y resulta que por razones de corte político hay que mantener abiertos todos los recursos posibles.

–¿Y cuál es la postura del SIMPA?

–Que hay que prestar atención a quien lo necesita cuando lo necesita. No vamos a dejar a nadie sin atender, pero... a lo mejor no es cómo, cuándo y dónde él lo demande. Estamos ofreciendo una accesibilidad para la que no tenemos en este momento ni medios ni recursos.

–Entiendo que está hablando de los puntos de atención continuada (PAC)...–

De los puntos de atención continuada y también de los consultorios periféricos. Es decir, de todo aquello que implique una deslocalización de profesionales. Repartir más implica una peor asistencia.

–¿Hay que cerrar los consultorios periféricos?

–Depende del número de personas que tengas en los consultorios centrales. Si un centro de salud está con cuatro o cinco médicos por debajo de la plantilla prevista y tiene que enviar a un profesional al consultorio periférico, a lo mejor es mucho más sensato que el del periférico se quede en el central. No es que yo no quiera que muevan a un médico. El problema es de dónde. La visión tiene que ser global. Si no, protesta un alcalde y le mando un médico para allá. No puede ser así...

–Para algunos usuarios pueden ser largos desplazamientos…

–Pues les facilitas el transporte. Porque de otra manera creas un atasco en el consultorio central y una desviación hacia el cajero automático, hacia las urgencias de los hospitales.

–¿Por eso crece tanto la urgencia hospitalaria?

–Por eso y porque las listas de espera están maquilladas, porque solo incluyen el proceso final, a partir de la indicación de cirugía, pero no se cuenta todo lo anterior: consultas, pruebas...

–¿Cómo valora la consulta telefónica?

–La consulta telefónica me parece una de las mayores aberraciones que se pueden cometer en esta profesión. Entiendo que se hicieran en las fases más duras de la pandemia. Pero no he conocido a ningún compañero que me diga que quiere atención telefónica.

–¿Qué se puede hacer con la cobertura de médicos de las alas de Asturias?

–Hay que pensar que su cobertura es diferente a las plazas de las zonas urbanas. Implican dificultades de residencia, de vinculación con la investigación, la docencia...

¿Y eso cómo se retribuye adecuadamente?

–Lo que no puede hacerse es utilizar la movilidad forzosa como algo estructural. Lo que hay que hacer es dar una incentivación de dos tipos: económica y profesional. Al profesional hay que darle la seguridad de que, pasado un tiempo, va a tener acceso a un traslado al centro de la región. Y hay que permitirles compaginar su actividad con otra en los hospitales centrales para poder acceder a otros sistemas. Hablo, por ejemplo, de una cirugía especializada.

–¿Cómo se va a hacer la estabilización de los médicos interinos?

–Un proceso de estabilización debe dar preponderancia a los trabajadores interinos de larga duración. En el baremo no debería haber un límite en los años de experiencia que uno puede acreditar. Y si lo hay, no debe impedir el acceso a una plaza a quienes llevan muchos años como temporales.

–Se acusa a los sindicatos, también al SIMPA, de obstaculizar la convocatoria de plazas perfiladas, de ser muy amigos del "café para todos".

–Conmigo que no cuente para el "café para todos". Nosotros fuimos los primeros que apoyamos la creación de plazas con perfiles en la plantilla orgánica del Sespa. ¿Sabe cuál fue nuestra sorpresa?

–¿Cuál?

–Que de esas plazas con perfiles creadas en 2019, a día de hoy no se han cubierto ni cuatro con un propietario. No se convocan por miedo a que venga un figura de fuera y desaloje al interino que está.

–¿Cómo ve que un médico joven no quiera ir a un hospital de la periferia?

–El problema es que a ese médico le están haciendo ofertas desde todos los sitios. Los médicos escasean. Lo que hay que hacer es mejorar las ofertas de las periferias.

–¿Faltan médicos?

–Falta organización. No digo que no falten médicos en algunas especialidades, evidentemente, por ejemplo anestesistas, pero falta organización. Eso se ve bien en Atención Primaria: no puedes permitir que toda la demanda entre por la parte alta de la pirámide, por el médico. Deberá entrar por la base de la pirámide, por el administrativo, y de ahí a la enfermera, pasando filtros. El problema es que la enfermera se niegue a filtrar, a hacer triaje, porque diga que tiene el mismo estatus que el médico, como ha sucedido por desgracia. No es cuestión de estatus o no estatus...

–¿Usted está de acuerdo con que la enfermera prescriba tratamientos?

–Con que controlen las prescripciones que hace el médico y puedan prescribir medicamentos de uso libre a los que tiene acceso cualquier ciudadano, no solo estoy de acuerdo, es que es de sentido común. Cosa distinta son los medicamentos complejos.

–El grupo Quirón proyecta un hospital en Gijón.

–Quirón es una empresa de alto rendimiento con unos criterios muy profesionales. Van a ofrecer a algunos médicos unas condiciones muy atractivas. Van a ser una competencia muy dura, no una competencia moderada, como la que había hasta ahora. La sanidad pública debe dejar de quitar 900 euros mensuales a los médicos que dejan de trabajar en régimen de exclusividad. Puede quitar algo, pero esa cuantía es muy alta y puede animar al profesional a dejar definitivamente la sanidad pública. Y luego es imprescindible subir el precio de la hora de guardia y que las guardias no sean algo obligatorio para que el sueldo sea decente.

–¿Habrá dos niveles de sanidad?

–Confío en que no. Pero si hubiera una sanidad de primera y otra de segunda, yo quiero que la de primera sea la sanidad pública.

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