Las previsiones se cumplieron y llovió –y con ganas– en Asturias este jueves 29 de septiembre, día del conocido como veranillo de San Miguel. Esta jornada en la que habitualmente hay más calor de lo normal para las fechas otoñales fue atípica. Porque no solo no hizo calor sino que estuvo pasado por agua.
En toda la región llovió y de forma generosa. En Llanes encabezaron el ranking de agua caída, 48 litros por metro cuadrado, muy cerca de las cantidades más elevadas de España. Fue precisamente en el oriente asturiano donde más agua cayó. Y también fue en el concejo llanisco donde se registró la temperatura más elevada de Asturias: 17,6 grados. Los 20 grados de días atrás quedaron lejos. En cuanto a las temperatura mínima, se alcanzó en Pajares: unos 4,3 grados a última hora de la tarde.
Con todo, la previsión para este fin de semana es mucho mejor y este mismo viernes los asturianos ya notarán un cambio. El día empezará más bien nuboso, si bien disminuirá a lo largo de la jornada. Amanecerá con brumas y bancos de niebla matinales en el interior, sobre todo en la Cordillera. Serán lluvias débiles y chubascos dispersos, sobre todo en el Oriente y a primeras horas. El resto del Principado no se librará del paraguas, pero ya por la tarde podrá dejarse en casa. Subirán, además, las temperaturas máximas en algunos lugares. Y el sol regresará este sábado y además calentará. Así que los entusiastas de la playa quizás puedan aprovechar para disfrutar del mar y la toalla. Se darán todas condiciones para ello, pues no habrá apenas nubes y los termómetros se dispararán con creces por encima de los 20 grados. Además, se prevé viento flojo en la costa.
Así las cosas, la previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y el veranillo de San Miguel se producirá en Asturias, pero con retraso.
Porque el sol y las buenas temperaturas, además de la ausencia de lluvias se prolongarán hasta bien entrada la semana. Todo indica que el miércoles cambiarán las tornas de nuevo y el tiempo será más bien otoñal de nuevo. Pero hasta entonces, el veroño –esa fusión de verano y otoño– parece que mandará en Asturias.
