Populares ovetenses, el desarme del rearme

Críticos y oficialistas de la junta carbayona comparten una comida que dio paso, por la tarde, al apoyo a Queipo del presidente local

Álvaro Queipo y Agustín Iglesias Caunedo, ayer, camino de la comida del Desarme.

Álvaro Queipo y Agustín Iglesias Caunedo, ayer, camino de la comida del Desarme. / Chus Neira

Chus Neira

Chus Neira

Un conocido empresario hostelero de Oviedo se acercó ayer al mediodía al local de la calle Jovellanos donde la junta local del PP había citado a sus 150 militantes para la tradicional comidal del "Desarme". Al salir, después de haber contemplado el desfile, bajo el mismo techo, de sectores críticos y oficialistas, de familias enfrentadas ante el inminente congreso autonómico del 18 de noviembre, recomendó a su colega al frente del almuerzo que retirara los cuchillos de carne y dejara la cubertería de punta roma. En realidad no había necesidad, porque el presidente del PP de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, ya había decretado una tregua gastronómica. No habría declaraciones institucionales en el Desarme ni nadie hablaría de sus posiciones ante el congreso, por más que él mismo apareció del brazo del secretario general, Álvaro Queipo, candidato oficial a hacerse con el control del partido.

Queipo no vino solo. Estaban también los diputados regionales. "Parece ser que para que no tuvieran que comer solos les invitaron", rabiaba uno de los críticos más destacados. No estaba otro invitado habitual, que todavía no militante, el alcalde Alfredo Canteli, por coincidir la cita con la celebración del XI Capítulo de la Cofradía del Desarme, ni su segundo, Mario Arias, aunque sí Covadonga Díaz y algún exconcejal como Javier Cuesta o J osé Luis Costillas.

Como en el cuento de los franceses que inspira el menú, Caunedo aprovechó la modorra de la sobremesa para, acabada la comida, anunciar un rearme de la junta local. Oviedo, anunció en un comunicado avanzada la tarde, irá con Queipo.