Cuando, el año pasado, dimos con la escritura fundacional del queso de Illas, firmada el 12 de diciembre de 1906 bajo la razón social de La Selva Asturiana en la notaría de Simón de Barañano (LNE, «La Nueva Quintana», 19/VI/2007), creímos que teníamos el documento más antiguo sobre dicho queso. Sin embargo, existen registros que hablan de un queso anterior llamado rozaflor, que acaso se remonta a finales del siglo XIX. El nombre alude a un caserío cercano.

Don Ángel Suárez, de Llanavao, conserva una libreta, salvada, por lo visto, de la hoguera, adonde fue a parar todo el archivo de la fábrica. Se trata de un copiador de cartas, escrito con tinta en papel Biblia, muchas de sus 300 páginas apenas legibles, otras arrancadas. En él se encuentra un poco de esta historia. Vienen firmadas siempre por Abraham González y Cía. El emplazamiento en Llanavao, donde estuvo siempre la fábrica, aún conserva restos de la primitiva quesería que su actual propietario, Manuel «Payín», me mostró con todo detalle y muy amablemente. En los comienzos, aquel monte era una verdadera selva asturiana, algo que siempre cautivó tanto a Abraham como luego a su socio Ramón León, no sólo por el entorno, sino por la abundancia de ganado para suministrar la leche.

El copiador

La carta más antigua del copiador data del día 10 de febrero de 1906 y va dirigida a su tío Benigno García, de Oviedo, en los siguientes términos:

«Querido tío: Recibí la suya de hoy (...) enterado de todo. Lamentando lo que dice referente a la proyectada huelga, la cual, caso de efectuarse es una pérdida para todos. El próximo miércoles, día 14 de febrero, iré a casa de noche y le llevaré el dinero para el pago de la letra, y desde esa (Oviedo) saldré para Piñeres a ver a mis padres».

Se deduce, por tanto, que el tal Abraham era natural de Piñeres (Aller). Más adelante dirá que del barrio de El Palacio. Allí nacieron sus hermanos Sabino (1884), Eulalia (1888) y tres o cuatro más, pero Abraham no aparece en el registro. Un primer enigma.

En otra de las cartas, Abraham habla de «un caballo que se espanta de su sombra, ya nos ha puesto la vida en peligro por dos veces, aparte de habernos roto el carro a patadas, y esto sucede siempre que encontramos un coche nuevo o automóvil».

Añade un parte meteorológico: «P. D.: Hoy aquí está nevando copiosamente, a pesar de haber tenido una mañana muy buena y media tarde regular».

En latas

El envío del queso enlatado por aquellos años debía de ser frecuente. Lo usó Abraham, en Illas, y luego sus hijos, en Grado, según se anuncia en almanaques de los años veinte. Además, su planificación comercial se extiende a toda España y hasta concede alguna vez exclusivas.

«Sr. Berenguer Fernández. La Coruña.

»Siendo conocedores de (...) su respetable casa, nos permitimos la libertad de dirigirnos a Vds. ofreciéndoles nuestro inmejorable queso rozaflor (rochefort) al precio de 3,20 pesetas kilo, franco, porte y embalaje en una estación y al pago de 30 días fecha factura.

»Nuestro objeto es contar con un solo cliente en cada localidad (É).

»Si para convencerse de la buena calidad del artículo quisieran hacernos un pequeño pedido, caso de no agradarles, les autorizamos para que (...) y sin más formalidad no lo dejan de (...).

»Por si pudiera convenirles, les fijamos desde hoy las condiciones y precios, que son como siguen: Queso en latas con envase exterior especial para la facturación, a 3,50 pesetas kilo, puestos sobre vagón en Gijón y al % de descuento. El pago a 30 días fecha factura».

Superior al roquefort

«Sr. Joaquín Serarols. Bilbao.

»Muy Sr. nuestro (É): Hemos conseguido salvar en nuestro queso el agua y mal olor de cuyo defecto padece el rochefort legítimo, siendo al mismo tiempo mantecoso y de consistencia, prestándose de lleno para partir sin deshacerse.

»Nuestro objeto es tener un solo cliente en cada plaza (...) y si quiere hacer un pequeño pedido, por vía de ensayo le autorizamos para que nos deje la mercancía de cuenta caso de no agradarle (É).

»En espera de sus gratas órdenes, aprovechamos gustosos (É)».

Hay otro comunicado en los mismos términos dirigido al Sr. Próspero Delbos, de San Sebastián.

El marqués de San Feliz

En la siguiente carta a Francisco López facilita un dato de su relación con la familia del marqués de San Feliz:

«Sr. Francisco López. Villaviciosa.

»(...) Me permito la libertad de ofrecerle el queso de mi elaboración, superior en todo al de mi antiguo jefe señor Marqués de Sanfeliz, (sic) agradeciéndole de antemano que, en el caso de aceptar, tenga a bien hacerme un pedido.

»Hace precisamente quince días estuve en Piñeres, en casa de mi padre, su amigo León González, y como yo contara de ir a ésa, me encargó mucho le hiciera presentes sus recuerdos, por haberse interceptado en aquellos días el puerto me privé de hacerlo, y al mismo tiempo, poder saludar a Vd. personalmente. Tengo el gusto de ofrecer a Vd. esta humilde casa, y para lo que se le ofrezca, sabe dónde tiene a su afectísimo amigo, s. s.»

Este dato de «mi antiguo jefe señor Marqués de Sanfeliz» nos demuestra que Abraham trabajó inicialmente en una de las fábricas, bien de chocolate, bien de queso, que el marqués había puesto en marcha en Asturias. En otro escrito, dirigido a José Pulido, de Gijón, le dice que «sentimos no poder competir en el precio con el marqués de San Feliz».

Este título le fue otorgado al marqués, al parecer, por León XIII, por ser el proveedor de chocolate al Vaticano. En 1904, el párroco de San Martín de Soto (Aller), don Fernando Fernández, reconstruye la iglesia en un terreno que era propiedad del marqués en el que había estado una de sus fábricas de queso, llamada Los Giles. Esta parroquia limita con la de Piñeres, en la que está El Palacio, donde supuestamente nace Abraham González Díaz y acaso donde conoció al marqués de San Feliz, que le iniciaría en la fabricación del queso.

Por otra parte, el marqués, Antonio Sarri de Oller, tenía en Gijón y en Oviedo, donde nació, hacia 1880, su fábrica de chocolate La Perla Americana, además de las de queso, de las que apenas pudimos conseguir documentación. Hoy casi desconocido y olvidado, contribuyó, sin embargo, a la fundación y el mantenimiento del Monte de Piedad de Oviedo e inició los Sindicatos Agrícolas Católicos del Principado. Su hermano, José Sarri, canónigo de la santa iglesia catedral de Oviedo, fue el primer biógrafo del santo asturiano Fray Melchor García Sampedro (1888).

Y a él se le debe la adquisición del «Apostolado de El Greco», conocido en el mundo del arte como «Apostolado del marqués de San Feliz», logrando que no saliera de Asturias, al competir en el costo con un anticuario francés que estaba en trato con las monjas Pelayas, sus propietarias.

Fue en una de sus fábricas donde entró Abraham a trabajar, posiblemente con Ramón León Álvarez.

Ramón León

Ramón León Álvarez, natural de Brañes (Oviedo) y cofundador con Abraham de La Selva Asturiana, era el mayor de sus hermanos y amigo de un hijo del marqués. Éste les puso un profesor para que adquirieran una base de cultura inicial y algunos conocimientos de francés, con la idea de enviarlos a las fábricas del queso roquefort de Francia para aprender la fórmula y poder hacerlo luego aquí. Y así lo hizo. Poco después, envía a Ramón a trabajar y practicar el oficio a la fábrica que había fundado también en Paredes de Nava (Palencia), como fundó también la de Soto de Aller, en 1898, una de las llamadas Las Primeras de Asturias, en Lieres.

Ramón se casa en Paredes de Nava (Palencia) con Julia Romero y al regreso empieza con Abraham su empresa en Illas, tal como hemos anotado anteriormente, bajo la razón social La Selva Asturiana, de cuyo documento fundacional también hemos hablado en el artículo citado. El nombre de rozaflor aún se podía leer años después, encuadrado en un gran panel de cemento, sobre el chalet que Ramón levantó en 1924 al lado de la fábrica en Llanavao.

Luego entrarán sus hermanos Pepe y Antonio, acaso en sociedad. Antonio abre una nueva fábrica en La Peral. Ramón seguirá hasta los años cuarenta en su fábrica de Illas, perdiéndose inexplicablemente el rastro de Abraham. Sabemos que sus hijos tenían fábrica de queso en Peñaflor (Grado), cuya propaganda rezaba: «La industrial de San Pelayo», Especialidad: queso peñaflor (Rochefort). Fábrica y oficinas en San Pelayo. Elaboración especial y esmeradísima en latas para envíos a las Américas. Hijos de Abraham González. Telegramas «Hijosabram», teléfono 27, Grado (Oviedo). Estaba al frente de ella Aurora M. Martínez. Hoy ocupa su lugar la industria Cafés Areces, tostadero. Es curiosa la semejanza de nombres: roquefort, rozaflor, peñaflorÉ

Quedan muchos datos en el tintero, otros en el misterio. Habrá que seguir investigando para aclarar puntos un tanto confusos, como la fabricación en Illas del queso cabrales, la familia (nacimiento, hijos, etcétera) de Abraham, que es el primero que inicia en Illas la fabricación del queso rozaflor, luego en sociedad con Ramón, el queso La Selva Asturiana, etcétera. Hoy sólo se conserva el tan conocido y celebrado queso La Peral, empresa fundada por Antonio León.