Amaya P. GIÓN

-Buenos días, señora. Tengo plantas de caléndula. Cada una cuesta un euro, pero, por ser usted, le ofrezco dos por el mismo precio.

Victoria Menéndez García, de 11 años y alumna del Colegio Público Villalegre, asaltó ayer con este reclamo a los cientos de personas que se rascaron el bolsillo en el particular mercado que acogió El Parche y en el que diecinueve cooperativas formadas por alumnos de varios centros de la comarca vendieron un sinfín de productos, buena parte, elaborados por ellos mismos. Victoria Menéndez era seguida de cerca por Clara Elena Pérez, compañera de clase y de negocios en la cooperativa Salud Plan: «Tenemos botes para lápices a un euro y, de regalo, dos marcapáginas. Ya vendimos todas las sales de baño y el alcohol de romero», explicó la joven, de 12 años.

Este mercado, que se celebra por quinto año consecutivo, se enmarca en proyecto educativo coordinado por Valnalón y que está formado por los planes «Una empresa en mi escuela», para Primaria; «Una empresa en mi centro», dirigido a Educación Especial, y «Empresa Joven Europea» en el caso de Secundaria. El objetivo: el fomento de la cultura emprendedora en el Principado, también para los más jóvenes. Los participantes configuran durante el curso una empresa adoptando todas las decisiones que conlleva cualquier negocio. El proceso culminó ayer, con las ventas en el corazón de la villa. Así, la plaza de España se convirtió en un gran zoco en el que la originalidad de los productos y los precios económicos contribuyeron a que muchos de los jóvenes empresarios agotaran sus existencias. Fue el caso de la cooperativa Ejecutivos, del IES número 5, especializada en productos típicos asturianos y extremeños. Una de las empresarias, Vanesa Otero, intentaba vender los últimos artículos a toda costa: «¿Quieren comprar cardillos?», preguntaba a todo aquel que se acercaba a su puesto.

Los de Celtastur, también del número 5, fueron igual de afortunados en la venta de productos asturianos, aunque las relaciones comerciales con sus socios extremeños les dejaron en la estacada: «No nos han llegado sus productos, así que sólo hemos podido vender los nuestros: casadielles, carajitos...», señaló Enrique González. Y es que las empresas de los alumnos de cuarto de Secundaria traspasan fronteras, ya que establecen relaciones comerciales con firmas de otros centros del país e incluso del extranjero. Participaron, además, cooperativas de los colegios e institutos Santo Tomás, San Cristóbal, Carreño Miranda, Paula Frassinetti, Valliniello, Menéndez Pidal y Selgas, de Cudillero, así como la asociación Amistad. Por el mercado pasó la Corporación municipal prácticamente al completo, encabezada por la alcaldesa, Pilar Varela. También acudieron miembros de la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca; el presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Menéndez, y el gerente de La Curtidora, Miguel Ángel Juesas, entre otros, que no dudaron en adquirir los productos de los emprendedores del futuro.