miki lópez

Saúl FERNÁNDEZ

La televisión, que era un sucedáneo del cine, en opinión del realizador catalán Enric Folch -ayer, en Avilés-, ha dado un salto mortal para lograr teñir con el barniz de calidad las producciones que en principio, como explicó Folch, «nacían para morir en la misma noche de emisión». A propósito de «Presumptes implicats» -el último título de Folch- el Certamen nacional de cortometrajes se rindió por un día a las películas para la televisión, «una escuela para muchos realizadores y una fuente de trabajo para mucha gente», en palabras del director catalán que presentó, junto a Leticia Dolera su último filme, una casi exclusiva del certamen avilesino.

Las TV-movies, según explicó Folch, «son producciones de cuatro o seis semanas», una manera de expresión que en España explotan, sobre todo, las televisiones autonómicas. «La primera de las mías es de 1998, cuando TV3 producía cinco o seis al año...». Ahora, en opinión de Folch, la cosa ha cambiado de tal modo que «hacer una TV-movie cuesta casi lo mismo que una película de cine». Folch con estas palabras se refirió a la necesidad de «coproductores» y al hecho de que, en este momento, «las películas para televisión las mueven las productoras» y no las televisiones.

«Presumptes implicats» se pasó ayer en el auditorio de Avilés con la presencia del propio director del filme y de una de las actrices de reparto, la televisiva Dolera. «Es una película de chicos y mi papel es bastante pequeño..., pero muy decisivo», señaló. La comedia de Folch se filmó el pasado verano en Barcelona. «Nos lo pasamos muy bien. Fue un rodaje muy divertido, muy bonito y con mucho calor», comentó la actriz. El argumento se centra en una traición y en la redención de un pecado cometido por un grupo de amigos. «Mi papel es el de una chica un poco friki, aficionada a los cómics», comentó Dolera.

Enric Folch no es nuevo en Avilés. Hace un año presentó en el Certamen nacional «Tempus fugit», un éxito del cine fantástico que recolectó la admiración y los premios en infinidad de festivales por todo el país. «Cuando me ofrecieron "Presumptes implicats" dije que sí, pero con el compromiso de moverla», explicó el director, que mostró su satisfacción al poder exhibir su película «en catalán, fuera de Cataluña», porque, a su entender, un telefilme no tiene por qué limitar su carrera a la noche de emisión. «A punto estuvimos de estrenar en una sala pequeña de Barcelona», confesó. Pese a ello «Presumptes implicats» va teniendo un recorrido por certámenes y festivales.

Enric Folch explicó que su modo de trabajo poco tiene que ver con lo que «en principio cabría esperar». Y es que, cuando escribe no lo hace pensando en los anuncios, por ejemplo. «Los telefilmes parece que están pensados para verlos mientras estás planchando y siempre digo lo mismo: si uno no pilla el comienzo de "Presumptes implicats" se pierde muchas de sus claves», comentó el director. Añadió a este respecto la circunstancia de que Folch dijo «no atender a los índices de audiencia» y además afirmó no entender a aquellos directores «angustiados por los resultados». Folch recordó «que una TV-movie se emite con una gran competencia: que si una gran serie, que si el Barça..., luego está si hay o no una gran campaña de publicidad... El resultado de audiencia poco tiene que ver con el resultado artístico», confesó.

Para Folch una de las cualidades principales de las TV-movies es «tener un reparto perfecto, de actores, en mi caso, de la comedia», dijo. Junto a Leticia Dolera, el plantel de actores de «Presumptes implicats» está conformado por Xavi Mira -una especie de actor fetiche de Folch-, Pau Durá, Jordi Sánchez, Iván Massagué, William Miller, Javier Coromina y Mireia Aixalá.

Folch confirmó que existe «un encasillamiento de los actores, pero también de los directores, pero lo que me gustaría hacer ahora es volver a lo fantástico».

El Certamen de cortometrajes de Avilés dedicó su tercera jornada a las producciones asturianas, así, en el auditorio de la Casa de Cultura, como se ve en la imagen, los aficionados pudieron disfrutar de «La reconversión de las gaviotas», de Alberto Rodríguez; «Normas de la casa», de Eva Gallego; «Chalaneru», de David Rodríguez; «De alpargates y orbayando», de Iñaki Ibisate, y «Cinco deos nel desiertu», de Lucía Herrera. Hoy se despiden los cortos con el estreno de «Quid pro quo».