Amaya P. GIÓN

Los emprendedores avilesinos con sede en el vivero de empresas La Curtidora detectan pros y contras para consolidar sus negocios en épocas de crisis como la actual. La mayoría teme los impagos, a los que más de uno ya ha tenido que hacer frente, y los que están a punto de abandonar el centro (los plazos de permanencia son de tres o cinco años) se están encontrando con más oportunidades que antes de la recesión: hay más oferta de locales y a precios más asequibles para continuar su actividad fuera del vivero, aseveran.

Emprendedores de una decena de firmas instaladas en La Curtidora explicaron ayer a la alcaldesa, Pilar Varela, y a la concejala de Recursos Económico Financieros, Ana Concejo, sus inquietudes y demandas; un encuentro que calificaron de «positivo» y que confían se repita con más frecuencia. Los empresarios plantearon su principal preocupación: «¿Adónde vamos una vez caduque nuestra estancia en La Curtidora?».

Para José María Jove, de la firma e-Formateca (se dedica a formación especializada en tecnologías de la información para empresas), «una opción serían centros de empresas de alquiler y con opción de compra, que lamentablemente escasean». «Se podría canalizar a través del sector privado y con la colaboración de organismos públicos», añadió.

Los emprendedores coinciden a la hora de señalar que la crisis ha acarreado un descenso de los precios de venta y alquiler de locales con fines empresariales, si bien temen invertir dada la coyuntura económica actual. Quien más y quien menos, teme verse salpicado. «Si la crisis se mantiene a medio plazo alcanzará a todos los sectores. Yo trabajo para otras empresas, si les va mal reducen su presupuesto y quizá prescindan de lo que les aporto. Es un círculo que se cierra y nos afecta a todos», señaló Elsa Gago, de la firma informática Quantobit. La joven empresaria aprovechó para reivindicar que Avilés debe fomentar la imagen de las empresas de servicios. «No todo es Arcelor», añadió.

José Antonio Martínez, gerente de Tecnología y Análisis de Materiales (TAM), destacó que «la industria asturiana necesita que se le abra el crédito». «Nosotros hemos crecido el año pasado y las previsiones continúan siendo positivas para el año en curso. Incluso estamos empezando a trabajar para fuera de Asturias. Pero una impago serio nos puede dejar fuera de juego de un día para otro. Puedes tener mucha obra pero, al final, estás en la ruina», opinó. Algunos ven en la ampliación del polígono de la ría, con parcelas destinadas a pequeñas empresas en el área de La Lloba, una oportunidad para continuar su actividad una vez fuera del vivero empresarial. Es el caso de Emilio Collado, de la imprenta Ecoprint. «Estas nuevas parcelas no es que tengan el precio ideal pero parece asequible dado que la nave construida sube mucho. En junio nos vence el plazo en La Curtidora y en tiempos de crisis siempre hay más recelo a invertir», explicó.

Los emprendedores reunidos ayer (también participaron en el encuentro representantes de Rectiservicios Asturias, Asturdiver, Prozes-e Consulting, Sapyre y Campo de Camposariego) compartieron y expusieron sus inquietudes a la regidora municipal. Su principal demanda: espacios para pequeñas empresas donde poder continuar creciendo y diversificando sus respectivas actividades.