M. M.

Los vecinos del portal número 15 de la calle Juan Ochoa no salían ayer de su asombro: la agresión que sufrió María José del Río les cogió a todos por sorpresa. De acuerdo a las primeras hipótesis, A. P. M., de 42 años y domiciliado en Gijón, destrozó la puerta de la avilesina a golpes. Pero los residentes en este edificio, ubicado en las inmediaciones del campo de fútbol Suárez Puerta, aseguraron no haber oído ningún ruido extraño. Eran poco más de las nueve de la mañana. Un vecino de Marisé del Río aseguró no haber escuchado nada porque, reconoció, se encontraba de viaje. «Días atrás sí que vi a un paisano ahí en la puerta dando golpes», añadió este hombre, mientras en el piso de Marisé del Río los cerrajeros se afanaban en reponer la puerta, hecha añicos por los golpes. Un amigo de la víctima se hizo cargo del cuidado de la vivienda, con visibles manchas de sangre en las paredes próximas a la entrada.

Cuando la Policía Nacional detuvo ayer a A. P. M. en el apeadero de Renfe de Avilés, el acusado portaba en el interior de una bolsa de deporte un hacha de unos cuarenta centímetros en la que se podían apreciar restos de sangre y una maza de unos sesenta centímetros. Otros vecinos del mismo bloque se echaban las manos a la cabeza al conocer lo ocurrido. También mostraron su asombro los representantes de otras asociaciones y protectoras de animales de la comarca avilesina. Los amigos de Marisé del Río, entre tanto, se apiñaron para dar apoyo a esta mujer que representa a la asociación de animales La Paz. «Confiamos en que se recupere y que quede bien», dijo ayer una amiga de la víctima a la espera de noticias del Hospital Universitario Central de Asturias, donde al cierre de esta edición se encontraba la agredida en estado crítico. Marisé del Río estaba pendiente de someterse a una intervención quirúrgica este miércoles para tratar de frenar una grave enfermedad.