Amaya P. GIÓN

Horacio Álvarez llora como un niño. Su memoria retrocede 62 años y vuelve a verse con 15, recién llegado a Avilés procedente de San Antolín de Ibias, en la fiesta del pantano de Trasona, un día como hoy de mediados del pasado siglo. «Vine a Avilés en busca de trabajo, que encontré en Ensidesa. Al poco de llegar se celebró la fiesta del Día del Trabajo en el pantano y fui para allá. Estaba hasta arriba de gente. No conocía a nadie. Nunca me sentí tan solo», relata. Y vuelven las lágrimas.

Álvarez, como tantos otros, recaló en Avilés siendo un adolescente en busca de un puesto de trabajo que encontró en Ensidesa. Ahora, ya jubilado, presta sus recuerdos junto a otros catorce ex trabajadores de la siderúrgica para condensar la historia de La Luz en un libro. Sus vivencias conforman el proyecto «Mitad en la fábrica, mitad en el barrio», que ayer se presentó de forma oficial en la biblioteca del barrio entre suspiros y lágrimas de emoción al aflorar los recuerdos de toda una vida.

Primero fueron las mujeres de La Luz quienes relataron sus experiencias, las que llegaron junto a sus padres o esposos al Avilés de La Fabricona («Historia de mujeres, mujeres con historia») y las que nacieron a la sombra de Ensidesa («Aquellas niñas de aquel tiempo»). Ahora son los hombres que vivieron del acero los que relatan su vida en el barrio avilesino. El fin último de todas estas experiencias pasa por plasmar en un libro la historia del barrio avilesino en base a las vivencias de quienes lo conforman: sus vecinos. Vecinos como el malagueño Atanasio Márquez Rodríguez, que recaló a Avilés en 1859 «buscando mejor porvenir». Su primer sueldo fueron 600 pesetas, una miseria hasta para aquella época. «A los dos meses se vinieron mi mujer y mi hija mayor, que tenía dos años. Vivimos en La Maruca, en Valliniello, y en 1964 nos mudamos a La Luz, cuando nació Águeda, la pequeña», explicó Márquez con un deje andaluz que conserva pese al paso de los años.

La que tampoco ocultó ayer la emoción fue la presidenta de la asociación de vecinos de La Luz, Alicia González, al ver a su padre, ya fallecido, en alguna de las fotos que se proyectaron durante la presentación. La representante vecinal no dudó en criticar ante las autoridades presentes los pocos recursos con los que cuenta el colectivo para hacer realidad un sueño común: reunir la historia del barrio en un libro que verá la luz en 2013. Quizás esta vez sus reivindicaciones no caigan en saco roto. El director de Mayores del Principado, Alejandro Suárez, se comprometió en el acto a apoyar el proyecto que, desarrollado por la concejalía de Servicios Sociales, pretende fomentar la participación social de los mayores.

«Llamaremos a las puertas que haga falta porque queremos contar nuestra historia; para que se conozca», sentenció Alicia González.