Francisco L. JIMÉNEZ

La crisis se comió durante 2009 hasta el 60 por ciento de los beneficios de las pequeñas y medianas empresas (pymes) de la comarca, según la estimación que hacen los asesores empresariales avilesinos consultados por LA NUEVA ESPAÑA. Estos profesionales están en estrecho contacto con el tejido empresarial por su condición de expertos en finanzas e impuestos, y más si cabe estos días de mayo en los que se liquida el impuesto de sociedades, el tributo que grava los beneficios de las empresas.

La caída de rendimientos es generalizada, según afirman en las asesorías, lo que en algunos casos ha llevado a las empresas a entrar en pérdidas, un estado que fue desconocido durante los años de bonanza económica. Los menores beneficios son la consecuencia directa del desplome de las ventas, que se tradujo en descensos de la facturación de las pymes de entre el 10 por ciento y el 50 por ciento, en función de los sectores de actividad que se consideren.

Javier Valledor, responsable de una de las asesorías empresariales más veteranas de Avilés, asegura que «en la veintena de años que llevo en el oficio nunca se había vivido un año tan malo ni semejantes descalabros, además con el añadido de que son generalizados. Las caídas de facturación de mis clientes oscilan entre el 10 y el 40 por ciento y afectan tanto a sectores supuestamente consolidados, caso del comercio, como a los emergentes. Y no digamos en la construcción, donde el batacazo ha sido total; aquí lo rendimientos de las empresas han caído a plomo».

Al llegar la hora de rendir cuentas con el fisco los empresarios se «confiesan» con sus asesores y les piden consejo sobre las mejores estrategias para sortear la tempestad que azota sus negocios. «Hay alguna excepción de empresas a las que les van bien las cosas, pero son las menos. La tendencia general es de apretura en todos los indicadores: ventas, gastos y beneficios. Esto no sólo se nota en las liquidaciones de sociedades, sino que también las declaraciones trimestrales del IVA del año pasado fueron acusadamente bajistas.

En el primer trimestre de éste sí que se ha notado por fin una leve recuperación, pero insuficiente aún como para poder afirmar que la economía sale a flote», comenta el asesor Andrés Álvarez.

A la bajada de ventas se unió durante 2009 otro problema no menos peliagudo: el endurecimiento de las condiciones crediticias por parte de los bancos. «Las empresas que logran sobrevivir con más holgura son aquellas cuyos gestores, de forma responsable, hicieron buenas provisiones en ejercicios pasados o disponían de reservas. No obstante, el impacto de la crisis es fuerte y por mucho colchón que tenga una empresa tarde o temprano puede verse en apuros», opina el economista avilesino y asesor empresarial Ricardo Martínez de la Vega. Andrés Álvarez coincide con su colega al afirmar muy gráficamente que las pymes avilesinas hace meses que vienen «tirando» de sus reservas pero que la mayoría ya están escuálidas.

Javier Valledor recalca que la crisis está poniendo a prueba como nunca antes a las pymes avilesinas, cribando a las mediocres. «Lo penoso son esos casos de empresarios a los que este terremoto les ha pillado en plena expansión o con inversiones en marcha», indica.

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