Agencias / M. M. / S. F.

Empresarios, políticos, escritores, artistas, científicos, deportistas, diplomáticos, militares, religiosos y hasta una tonadillera, Antoñita Moreno, figuran en el elenco de las «Sardinas de oro». Estos peces dorados son los galardones que cada año, desde hace treinta y siete, reparte por estas fechas en Avilés la Fundación Sabugo ¡Tente Firme! Se trata de las distinciones más antiguas del Principado y las de más enjundia de la ciudad, con las que este año se ha querido premiar la concordia, los negocios y las letras. Ángel García Rodríguez, fundador de Mensajeros de la Paz; Manuel Álvarez, «Lloriana», empresario avilesino, y el poeta Antonio Gamoneda serán quienes el 24 de junio recojan el galardón en el teatro Palacio Valdés. Los tres se mostraron ayer orgullosos por la concesión de este reconocimiento que ha contribuido a reforzar la imagen de Avilés.

El padre Ángel, como se conoce a este mierense también impulsor de la Fundación Cruz de los Ángeles, señaló ayer, recién llegado de Haití -ahora uno de sus principales focos de interés solidario-, en alusión al galardón: «Cuando uno tiene la edad que tiene (acaba de cumplir 73 años), no es que no nos sepa a mucho, pero sabemos que eso pasa y que lo importante no son los premios». Añadió: «Y no porque suene bonito, lo importante es la sonrisa de un niño o la caricia de un mayor; pero, aun así, benditos sean los premios». Más aún, Ángel García Rodríguez sentenció: «En Asturias, cualquier caricia que te hagan siempre sabe a miel y a arroz con leche». Las «Sardinas de oro» dejan regusto dulce entre los premiados.

El poeta ovetense Antonio Gamoneda, uno de los más importantes en lengua castellana y también galardonado este año con el pez dorado, manifestó, por su parte: «Todo lo que procede de Asturias es para mí causa de una sensibilidad especial». Y dijo además: «Aunque estos galardones tengan un nombre un tanto chistoso, en el buen sentido de la palabra, sé que son premios de solera que han sido recibidos por personas mucho más importantes que yo». Gamoneda cuenta, entre otros, con el Premio Nacional de Literatura de España, el «Reina Sofía» de Poesía Iberoamericana y el «Cervantes». Su voz es la defensa de la lengua castellana. ¿Y cuál es la salud actual de la lengua castellana? Gamoneda respondió sin dudarlo: «Peor que hace cincuenta años. Está erosionándose mucho, principalmente por la televisión y los "sms" (mensajes de teléfono móvil). Hay una reducción del léxico y pienso que el castellano se está empobreciendo». Es necesario, a su juicio, crear la figura del «vigilante amable» que vele por la lengua castellana en aquellos medios de comunicación que llegan a miles de receptores «con lógica adulteración».

Antonio Gamoneda ya conoce Avilés. Estuvo, por ejemplo, el día que se inauguró la Casa de Cultura. Ahora está enterado del Centro Cultural Oscar Niemeyer que se está construyendo en la margen derecha de la ría. Por eso este galardonado con la «Sardina de oro» regaló ayer un consejo: «Creo que el edificio es muy lanzado arquitectónicamente pero habrá que llenarlo de actos que mejoren la calidad lingüística, de palabra y pensamiento, el principal elemento de progreso». «El lenguaje es la conquista más importante del ser humano», precisó.

El tercer galardonado con las «Sardinas de oro» de la Fundación ¡Sabugo Tente Firme! es un hombre que dio sus primeros pasos en el Fondo de Valliniello. El empresario Manuel Álvarez González, «Lloriana», fundador de Hierros y Aplanaciones, S. A. (Hiasa), explicó: «Es un orgullo que mi propio pueblo reconozca mi labor como empresario». Para «Lloriana», jubilado desde 2009, el galardón dorado cobra mayor lustre por los nombres que lo acompañarán en el odeón local.

La celebración será el día 24 de junio. Entonces Avilés volverá a brillar a la luz de unos premios que este año fundirán solidaridad, letras y negocios, como siempre, coincidiendo con la costera de la «Sardina de oro», dulce reconocimiento.