Ignacio PULIDO

«Todo lo que sean mejoras para el barrio será bien recibido», subrayaron ayer los vecinos de La Carriona tras conocer que el Gobierno del Principado destina 3.103.669 euros a la inminente reurbanización del poblado. No en vano, sus habitantes advierten de que las calles e infraestructuras «piden a gritos» desde hace años una actuación que adapte los viales, aceras y redes a las necesidades actuales, pues son muchos los que padecen las incomodidades impuestas por la presencia de numerosas barreras arquitectónicas y el mal estado de instalaciones con más de medio siglo a sus espaldas. El sentir es unánime tras años de espera por obras como las ahora anunciadas: «Por fin nos toca».

Empujar un carrito de la compra o una sillita de bebé, relatan los vecinos, es una tarea ardua en el barrio de La Carriona. El irregular relieve del terreno hace que las aceras estén salpicadas de escalones y que llegar al portal de la mayoría de los edificios sea, para algunos, una carrera de obstáculos. «Deberían de sustituirse las escaleras por rampas, porque la mayoría de los edificios carece de accesos adecuados. A veces, cuando vas con el carrito de la compra, te vale más rodear el bloque que salvar los escalones», comenta Cándida Serrano, vecina del barrio avilesino.

Esta situación complica aún más, si cabe, el día a día para las personas de avanzada edad o con discapacidad física. «La gente en silla de ruedas lo tiene realmente difícil. Antes de llegar al portal se encuentran con infinidad de obstáculos. Además, cabe decir que los edificios viejos carecen de ascensores», enfatiza un vecino de La Carriona Nueva, el cual prosigue añadiendo que en algunos casos la precariedad es absoluta. «Existen casos en los que los familiares se ven obligados a coger en brazos a sus allegados con discapacidad», subraya este hombre que clama para que «por lo menos se facilite el acceso a los inmuebles».

Antonio González regenta desde hace décadas una peluquería de caballeros en un bajo de un bloque de La Carriona Nueva. Las malas condiciones del acceso a su negocio hacen que cortar el pelo se ponga cuesta arriba para sus clientes más veteranos. «Dicen que la entrada a mi establecimiento es privada, pero pago por ella como si no lo fuera. A veces tengo que salir para ayudar a mis clientes», comenta González, el cual opina que La Carriona ha mejorado mucho durante los últimos años pero que aún quedan muchas cosas por hacer. «La inversión del Principado es muy necesaria», subraya sin vacilar.

No obstante, las dificultades de accesibilidad no son el único problema que asfixia al barrio de La Carriona, según comentan los vecinos. «En algunas zonas de La Carriona Nueva las tuberías están desechas y los sótanos se inundan cuando llueve. La red no ha sido renovada desde la creación del poblado», precisa indignado un vecino. Asimismo, Aniceto Eustaquio, vecino de la calle Asturias, denuncia que el estado de los jardines es deplorable. «Están hechos un asco», recalca este jubilado salmantino. Y añade: «Se deberían de instalar más bandas reductoras de velocidad en la carretera». Y es que una gran parte de los vecinos encuestados ayer por LA NUEVA ESPAÑA sostiene que «en la calle Asturias los vehículos circulan sin respetar los límites de velocidad». «Los coches entran muy fuerte en la vía principal y es muy peligroso», sostiene Antonio González.

A pesar de que la partida presupuestaria aprobada por el Gobierno del Principado ha sido recibida con entusiasmo por los vecinos, algunos se muestran críticos y opinan que «no es necesario esperar a contar con varios millones de euros para mejorar algunas cosas». Tal es el caso de un vecino que prefiere mantener su anonimato y que advierte de que «se podrían abordar reparaciones puntuales del mobiliario público para evitar posibles desgracias, como por ejemplo el arreglo de los pasamanos de algunas escaleras en la calle Galicia». «Tan sólo requeriría unas paletadinas de cemento», subraya.

Las obras, que contarán con un plazo de ejecución de diez meses, son esperadas con ilusión. «Merece la pena sufrir los incordios de las labores ya que su objetivo es mejorar el barrio», afirma Andrés Ibáñez.