Vanessa PARAPAR

«Llamar animal a alguien es un piropo porque no hay nada más almático que un animal». Con esta contundente afirmación comenzó el cantautor y poeta Luis Eduardo Aute el recital de poesia en el bar Don Floro, con el que cerró una semana dedicada a las distintas facetas de su trabajo. Desde las siete y media de la tarde, decenas de personas hicieron cola delante del establecimiento avilesino para poder deleitarse con los versos del poeta. Después de veinte minutos de espera entró Aute acompañdo por un libro sin estrenar, y fue recibido por la mirada expectante de sus seguidores. «Es impresionante, no me puedo creer que esté en Avilés», se escuchó decir a la avilesina Marta Muñiz mientras tomaba una cerveza con sus amigas.

Sin quitar la mirada del público y con el inevitable cigarro en la boca, el poeta desembaló su libro de poemas mientras distraía a sus adeptos con las anécdotas del día. «El retraso fue debido a una fabada. Con la fabada encima hablará ella antes que yo», señaló el cantautor, arropado por las risas del público.

Los poemas de su obra literaria «Animalhada» suscitaron todo tipo de reacciones de sus fieles seguidores. «Cada día me asombra más. Menudo talento», susurraba una seguidora mientras su marido se reía ante el poema de Aute: «Es claro que el clero es oscuro». El cantautor puntualizó: «Yo los llamo "poemias " porque alguno de ellos pudiera tener alguna pizquilla poética».

Para Natalio Grueso, director del centro Niemeyer, que el cantautor estuviera recitando su poesía en el local avilesino es algo «extraordinario». «La cultura puede estar en los palacios pero también en los bares», sentenció orgulloso Grueso. En este cálido ámbiente, Aute confesó sentirse «como un avilesino más». «Tengo muchas ganas de quedarme, me siento muy vinculado a Avilés», subrayó el poeta.