Amaya P. GIÓN

De las aguas pestilentes y negruzcas de la ría de Avilés sólo queda el recuerdo. El eje milenario de la historia de la ciudad se convirtió en un cenagal en la década de los sesenta, fruto de la industrialización y de la actividad de Ensidesa. Hoy ha recobrado parte del esplendor de antaño gracias a un plan de saneamiento que comenzó a dar los primeros pasos hace demasiado tiempo, en 1992, y que está a punto de tocar a su fin con la conclusión de las dos últimas piezas del plan: el colector de vertidos industriales de la margen derecha y el emisario terrestre y submarino de Xagó. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico confía en poder rematar ambas piezas del puzle del saneamiento en lo que queda de año, aunque en medios municipales temen que el emisario no estará completo hasta 2011. Así, las largas y demoradas obras acumulan una docena de años de retraso.

Barcelona celebraba las XXII Olimpiadas de la Era Moderna y en Maastricht se firmaba el tratado fundacional de la Unión Europea cuando se suscribió el plan de saneamiento de Avilés. Corría el año 1992 y el entonces titular de Obras Públicas, José Borrell, anunció el plan llamado a recuperar un estuario convertido en ciénaga, basado en trece proyectos que supondrían un desembolso de 67,7 millones de euros y que deberían estar concluidos en 1998. Borrell no dio ni una. Ese anuncio no se ratificó hasta 1995, el plan sigue inconcluso y la inversión final duplica la prevista por el ex ministro.

Durante los últimos once años, se han acometido más de una decena de los proyectos para sanear la ría. El ambicioso plan incluye un sistema de saneamiento que incluye dos grandes colectores generales por ambas márgenes: el de la derecha, que recibirá las aguas industriales de las empresas ahí ubicadas, y el de la margen izquierda, que recoge las aguas residuales urbanas y que, cruzando la ría, se une con el otro colector en la depuradora de Maqua. Allí, las aguas residuales serán depuradas antes de ser enviadas al mar mediante el emisario de Xagó.

De este complejo puzle están colocadas varias piezas millonarias: el colector de la margen izquierda (29,39 millones), la depuradora de Maqua (23,4) y los colectores de los ríos Magdalena (3,27 millones), San Martín (2,81), Tuluergo (5,61) y Raíces (9 millones). La depuradora de Maqua se inauguró el 19 de febrero de 2004, tras otra polémica ya que no entró en funcionamiento hasta ocho meses después, una vez que la Confederación traspasó mediante un convenio al Principado la gestión de la red de abastecimiento de Avilés.

Las obras de saneamiento sufrieron jornadas de luto. El 13 de junio de 1999 un accidente laboral en el pozo de saneamiento de la ría, en Maqua, quitó la vida al trabajador Alberto Cueto Cano. Apenas tres años después, el 2 de febrero de 2001, Herminio Nosti Suárez fallecía, a la edad de 33 años al caerle encima una viga de dos toneladas en uno de los pozos de servicio del colector de la margen izquierda. También hubo sorpresas: las obras en el colector descubrieron restos del puerto del siglo XIX.

De una ciénaga a una transitada senda

La ría pestilente de la que huían los avilesinos en la década de los sesenta del pasado siglo es hoy un punto de encuentro y de esparcimiento. La ciudad vuelve a mirar al estuario y disfruta de él. En la imagen superior se aprecia el estado degradado del estuario cuando se acometían los trabajos de retirada de lodos. Sobre estas líneas se reproduce el estado actual del mismo escenario, donde un paseo recorre las orillas de la ría.

La limpieza de lodos de la ría se inició en 2003 y se retiraron 135.000 metros cúbicos

Mientras la depuradora salía del túnel, la ría era sometida a un auténtico lavado de cara que comenzó en 2003 con la limpieza de lodos. Trece millones de euros y más de un año de trabajos fueron necesarios para retirar 135.000 metros cúbicos de lodos que fueron depositados, entre las protestas de los ecologistas, en la cantera del Estrellín.

Con el paso de los años y la sucesión de los trabajos, la ría comenzó a lucir de nuevo y se iniciaron los proyectos para convertir el entorno en una zona de ocio y esparcimiento para los avilesinos. El primer pilar de la nueva ría fue el paseo que unió el puerto deportivo y el pesquero, presidido desde 2005 por la escultura «Avilés» de Benjamín Menéndez, y en mayo de 2006 se inauguró la pasarela que comunica este paso con el puente Azud. Un año después la ría siguió ganando en colorido con el renovado puente de San Sebastián, que el artista Ramón Rodríguez transformó en arco iris; el mismo año en que la recién investida alcaldesa, Pilar Varela, anunció la adjudicación, al fin, de la última pieza del puzle de saneamiento pendiente: el colector de la margen derecha.

Este gran conducto ya está terminado (sólo faltan algunas conexiones con las empresas) y el fin del plan de saneamiento depende ahora del Meteosat. Confederación mantiene la esperanza de poder fondear en lo que resta de año el último tramo pendiente del emisario submarino de Xagó, que evacuará al mar los vertidos urbanos e industriales previamente tratados en las empresas y en la depuradora. No lo tienen fácil. Esta última fase se acomete mar adentro, en un fondo rocoso, por lo que es necesario realizar voladuras. Además, tienen que darse unas condiciones de mar y meteorología óptimas para poder desarrollar los trabajos, lo que se conoce como ventanas de mar. Mientras, ese último tramo de tubo espera en la margen derecha de la ría a ser sumergido, un momento que supondrá un hito para la recuperación de la ría.

«Lo más perentorio es concluir el saneamiento y hacer accesible la ría mediante la eliminación de las dos grandes barreras que aún la aíslan de Avilés: las vías y la red viaria», dijo el febrero de 2005 el entonces alcalde Santiago Rodríguez Vega. Pero ése es otro cantar.