E. CAMPO

La Audiencia Provincial no ve indicios de intoxicación por cloro en la piscina de La Magdalena, en contra de lo denunciado por el sindicato Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), que había recurrido el auto del Juzgado de Instrucción número 1 de Avilés dictado en ese mismo sentido. La concejala de Deportes, Ana Hevia, y su antecesor en el cargo, Román Antonio Álvarez, hicieron ayer pública esta sentencia para responder a la campaña de desprestigio de CSI contra la Fundación de Deportes y contra sus trabajadores y que se materializa en pintadas, correos eléctrónicos y divulgación de panfletos.

«De manera sistemática, la CSI viene denunciando hechos relacionados con las piscinas municipales pretendiendo menoscabar no sólo el trabajo del personal de la Fundación, sino también la imagen de la institución», explicó Hevia. Ante lo reiterado de los ataques, el Ayuntamiento decidió divulgar el resultado de las diferentes resoluciones que cierran todas las actuaciones judiciales iniciadas por el sindicato. La edil aseguró, además, que sopesará acciones judiciales contra el sindicato por su campaña de desprestigio. «Los ciudadanos no tienen por qué pagar la limpieza de las pintadas, y es muy grave el envío de correos amenazantes a las oficinas de turismo de toda Asturias».

Los episodios de enfrentamiento entre la Fundación Deportiva Municipal y la CSI se remontan a una década atrás. «Es la herencia que recibimos todos los concejales de Deportes», afirmó Álvarez. Y en todos los casos que CSI acudió a los tribunales, las sentencias dieron la razón al Ayuntamiento. Ocurrió así en 2000, con las sentencias que confirman la sanción impuesta por la Fundación al trabajador y miembro de la CSI Manuel Horta Prendes por la rotura de la plataforma de acceso a la piscina para personas con discapacidad. También en 2005 y 2006, tras la denuncia del mismo trabajador intentando demostrar acoso laboral y violación de derechos fundamentales. La sentencia es demoledora y afirma que, según el informe de la perito, «negó totalmente el acoso en sentido descendente, apuntando que de existir sería en el sentido contrario». Es decir, del trabajador hacia la Fundación.

El capítulo más sonado fue el alusivo a las supuestas intoxicaciones por cloro de cuatro trabajadores de la piscina, miembros de la CSI. Según el auto de la Audiencia, «ninguno de los informes ofrece una causa clara de las razones de intoxicación por cloro y no se puede determinar que la intoxicación sufrida haya sido por exceso de cloro en el ambiente». También se advierte que, de existir esa concentración de cloro en el aire, «deberían de haber resultado muy afectadas las personas que se encontraban en el agua, no constando tales daños». Álvarez remató: «El control de todas las instalaciones por parte de la Fundación es exhaustivo».