-¿Vamos hacia la fusión municipal?

Eso no lo puedo decir yo. Pero alguien debería de analizar cuáles son los ayuntamientos que tienen más deuda, qué tamaño tienen. Probablemente si tienes 20.000 habitantes, los ciudadanos te piden servicios que no puedes asumir. Al Conservatorio de Avilés, que nos cuesta mucho dinero, vienen críos de toda la comarca...

-¿Propone entonces mancomunar servicios?

Sí, ¿tiene sentido que en Avilés haya una empresa mixta de aguas y en Castrillón otra concesión? No hay ninguna línea de autobuses que sólo sea para Avilés. Estamos desarrollando Retumés, y, al lado, Gozón, La Bardasquera; si lo hiciéramos juntos sería más fácil. Nos hace muchísimo daño el localismo. Todo lo que sea coordinación, poner en común, mancomunar, consorciar... es el camino. ¿No sería mejor que tuviéramos una única Policía Local? Una cuestión es la identidad de los concejos y otra cómo gestionaríamos mejor, la eficacia en la gestión. Y tengo pocas dudas de que gestionaríamos mejor con más elementos de gestión en común. Tenemos la experiencia de la Mancomunidad de Turismo, muy interesante, y estamos sufriendo la primera crisis. No considero que sea inteligente dar marcha atrás en la promoción turística de la comarca, cuando casi no hemos empezado. Si nos retiramos ahora no volvemos a levantar cabeza. Pero cuando llegan los apuros, y tienes pocos recursos, empiezan las prioridades, y el turismo a lo mejor no lo es para algunos ayuntamientos. Pero desde mi punto de vista es un error. Tendremos que perseverar. Ese es el diálogo que hemos tenido los alcaldes de la Mancomunidad.

-La batalla política con el Gobierno del Principado ha sido una constante desde el inicio del mandato. Una de los últimas ha sido por la Isla de la Innovación.

Este Gobierno se ha dedicado a decir que no a todos los proyectos que tenía en marcha Avilés. E intentar darles una vuelta y una sombra de que todo se hace mal porque hay intereses ocultos. Es increíble todo lo que han dicho de la Isla de la Innovación, que es simplemente un proyecto para desarrollar la nueva centralidad, con la cooperación de Ayuntamiento, Principado, Puerto y Estado. Es todo público, transparente. A partir de un masterplan planteamos un plan especial y colaboramos para hacerlo, ilusionados porque se habían presentado los equipos de mayor prestigio? a todo le ven pegas y dificultades. Aprobaron el proyecto pero poniendo dudas. No sé qué interés tienen en quitarle valor a lo que se plantea desde Avilés. El Principado y el Puerto pretenden desprestigiar un proyecto que tiene mucho valor, y que desarrollaremos, a pesar de todo. Nadie dice que vaya a ser fácil, pero al menos podremos planificar nuestro futuro.

-La participación del Estado es fundamental, y está sin despejar su participación en la futura sociedad patrimonial...

Sí, es fundamental. La presidenta de Sepides me ha confirmado que visitará todas las actuaciones que está haciendo la sociedad, y entre ellas Avilés y la Isla de la Innovación. Es a quien más le interesa que los suelos y las infraestructuras se desarrollen de forma conjunta, los puentes para comunicar la ciudad con la margen derecha? Y esto ha sido uno de los proyectos fundamentales de desencuentro con el Gobierno regional.

-El Niemeyer ha sido el principal emblema del enfrentamiento.

A mí como alcaldesa me dedicó muchísimas más energías de las que hubieran sido razonables. Entre septiembre y diciembre no escatimé ningún esfuerzo para conseguir un acuerdo. Y con muchos disgustos. Hasta que comprobé que no tenían intención de acordar nada. Y esa conclusión la tuve el día 13 de diciembre, sentí que había estado perdiendo energías en esta cuestión. No les ha importado desprestigiarnos a todos, la fundación, los gestores. Ahora están gestionando el centro, sí, pero ha sido una gran pérdida para Avilés y para Asturias. Debates como el que ahora promueve en Madrid el embajador de los EE UU sobre voluntariado social podrían ocurrir en Avilés si hubiésemos seguido la misma trayectoria.

-¿Cómo valora el funcionamiento del centro desde que lo gestiona directamente el Principado a través de Recrea?

El Centro Niemeyer tiene que ser de proyección internacional. Su programación tiene que aportarle valor a lo que se hace en Avilés y en Asturias, no puede ser repetir lo que ya se venía haciendo en la ciudad, por mucho que se vendan todas las entradas. Y se ha roto esa trayectoria. No valoro la calidad de lo que se ha hecho desde que Recrea está gestionando el centro. Pero sé que íbamos en un camino que iba creciendo, de proyección, de acontecimientos que representaban un componente internacional importantísimo. A alguien puede no parecerle importante que la primera actividad cultural del embajador de Japón haya sido en Avilés, en una exposición de bonsáis, pero eso queda ahí. A Avilés vino Yo-Yo Ma, la persona viva que ha tocado en todas las proclamaciones de los últimos presidentes de los EE UU. Su sola presencia en Avilés ocupó páginas e imágenes de los medios de comunicación de Europa y de España, despertando interés por Avilés y por Asturias. Afortunadamente el equipamiento nunca dejará de ser la mayor obra de Niemeyer en Europa y la única en España. Pero el contenido tiene que aportar un valor, en la línea de Oscar Niemeyer de que sea la casa de todas las artes: la palabra, la fotografía, la escultura... Y eso es lo que no encuentro ahora. Me alegro cada vez que venden todas las localidades, no quiero que le vaya mal a la programación, pero también quiero que le aporte valor a lo que la ciudad hace. No me parece que sea buena noticia que la Fundación del Centro Niemeyer, que somos las administraciones, no estemos al frente de la gestión. También espero que Javier Fernández sea presidente para que la Fundación vuelva a gestionar el Niemeyer.

-Dentro de dos semanas está prevista la aplazada reunión del Patronato de la Fundación, ¿considera que debe de mantenerse, o posponerse ante la interinidad del Gobierno?

No me corresponde a mí la convocatoria ni la desconvocatoria. Pero es cierto que las razones por las que el presidente decidió anularla el 6 de febrero persisten. El Gobierno de Asturias está en una situación de interinidad. Es un Gobierno en funciones que creo que tendría que abstenerse de seguir haciendo daño a la Fundación. Yo no hubiera desconvocado la que se iba a celebrar el día 6 de febrero aunque entendía las razones, pero pensaba que había que celebrarla porque era urgente resolver la situación de los trabajadores. Y al final se resolvió vía expediente de regulación de empleo, y porque Natalio Grueso se fue. Espero y deseo con todas mis fuerzas que Javier Fernández sea presidente del Gobierno de Asturias, eso empezaría a recomponer la normalidad en las relaciones entre dos gobiernos, el de Asturias y el de Avilés. Lo tengo claro.

-Entre tantos reveses y problemas económicos, ¿queda espacio para el optimismo? ¿Sigue pensando que es posible centrar sus esfuerzos en la felicidad de los habitantes de la ciudad?

Sin ninguna duda queda espacio para el optimismo. Si no, no me dedicaría a pedir el voto a los ciudadanos de Avilés y no estaría tan contenta de que lo hayan depositado en el PSOE. Si no tienes proyecto de lo que quieres hacer, de nada vale estar al frente de una administración como esta. No merece la pena si es sólo para cobrar impuestos y pagar salarios. Que vivimos tiempos difíciles? pues sí. Pero esos tiempos lo que exigen es muchísima más audacia. Y una ciudad como Avilés también requiere que colaboren con ella los otros gobiernos, por sí sola haremos las cosas bien en la gestión del presupuesto, pero transformar de verdad la ciudad en el casco, la ría, el Niemeyer... no hubiéramos sido capaces de hacerlo sin los gobiernos de Asturias y de España. El día 2 de mayo va a llegar un crucero a Avilés, y eso es posible, entre otras cosas, porque se hizo mucho trabajo en la ría. Avilés ha demostrado siempre, y también en este último tiempo, que su interés es siempre el de cooperar.