Marta PÉREZ

La coyuntura económica adversa no sólo cierra negocios, también los abre. Por obra y gracia de la crisis, la comarca avilesina ha visto crecer el sector de la hostelería mientras el resto de sectores del gremio de los autónomos se resiente. Avilés tenía hace cuatro años 649 negocios de hostelería, una cifra que subió el año pasado a 657, un 1,23 por ciento más. En Corvera el número de hosteleros autónomos subió un 8,20 por ciento; en Gozón, un 3,76 por ciento, y en Illas, un 23,08 por ciento. Los datos arrojan dos excepciones: los negocios de hostelería han bajado en Soto del Barco (-18,75%) y en Castrillón (-10,34 %). Detrás de una buena parte de los nuevos negocios de hostelería en la comarca están personas que pierden su trabajo y deciden montar un bar como alternativa de futuro. El descenso de los precios del alquiler de los locales también favorece esta tendencia. Pero no es oro todo lo que reluce.

El hostelero Marcos Álvarez es veterano en la ciudad. «No sé si hay muchos bares o pocos. Lo que sé es que la gente que se queda sin trabajo no tiene otra posibilidad y ve una salida en la hostelería. Alquilan un bar ya montado que estaba cerrado y por lo menos sacan para pagar la renta», analiza este hostelero. «Esos bares aguantan lo que aguantan y vuelven a cerrar; hasta que llega otro», explica Álvarez. En cambio, este hostelero explica que el negocio de la hostelería «en absoluto» está en auge. «Hace tres años que estamos tocados. Este año es para echar a correr», asegura.

En la misma línea se pronuncia el presidente de la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (UCAYC), Tomás Santos, que incluso hace un ruego para que dejen de abrirse bares en la ciudad. «En Avilés hay bastantes bares ya, de todo tipo. Los empresarios están despidiendo a sus empleados porque el negocio no va bien, pero se siguen abriendo bares...», analiza. «El exceso de oferta es perjudicial. Ya dije hace tiempo que la burbuja iba a llegar a la hostelería», añade. «Quien monta el bar es con frecuencia el camarero que se ha quedado en el paro, y la hostelería es lo que sabe hacer. Creo que es una situación a la defensiva, pero todos sabemos que en Avilés la hostelería ha bajado mucho. No es el momento de abrir negocios de hostelería con la que está cayendo», comenta Santos.

Otro hostelero radicado desde hace años en Avilés, Pablo García, cuenta que el comentario de la apertura masiva de bares está en la calle. «Yo creo que es por dos cosas. En primer lugar, la gente piensa que para hostelería vale todo el mundo; también porque es fácil haber tenido algún contacto con el sector trabajando de camarero en alguna época de la vida. En segundo lugar, la gente ve bares por todos los lados, surge el comentario de que siempre están llenos y se piensan que el negocio es la panacea», comenta. Sin embargo, Pablo García explica que «la realidad es otra», y que muchos de los que se aventuran a montar un negocio de hostelería terminan cerrando. «Yo siempre digo que sale menos gente y se reparte más, así que tocamos a menos», concluye este veterano hostelero.

En el otro lado de la balanza están los nuevos hosteleros. Sergio Guerrero, propietario de una cadena asturiana de bares «low cost», que ha abierto hace pocos meses un negocio de hostelería en Avilés, asegura que su caso no tiene nada que ver con la crisis. «No tenemos ningún problema, facturamos bien», explica. La cadena nació en 2010 y en la actualidad han abierto siete franquicias, seis en Asturias y una más en Madrid. Guerrero explica que el concepto de bar «low cost» ha cuajado en la sociedad, aunque al principio la clientela era más reticente. «Al principió costó, porque la gente podía pensar que por un euro no podíamos ofrecer nada bueno, pero ahora se dan cuenta de que pueden salir y consumir por poco dinero sin que baje la calidad», cuenta. «Decidimos hacer algo diferente, tirar por ahí. Vendemos lo mismo que los demás. La diferencia es que tenemos fuerza de compra, negociamos bien a la hora de comprar los productos», analiza Sergio Guerrero.