E. CAMPO

Los espacios vírgenes del estuario avilesino ya son sólo el 3 por ciento del total, según estima el profesor Julio López Peláez. Este geólogo y profesor en el Colegio San Fernando es coautor, junto al también geólogo Germán Flor, de un estudio de la década pasada en el que calculaban que la extensión de terrenos donde la acción del hombre no era irreversible alcanzaba el 12 por ciento. Esta reducción se debe, fundamentalmente, a la ampliación portuaria en la margen derecha. Lo que queda es «el monumento natural de la playa y las dunas del Espartal, la zona de barbacoas de Salinas, un campo dunar con pinos detrás de las casas de San Juan de Nieva, la ensenada de Llodero, la charca de Zeluán y El Arañón; nada más», según indicó.

Julio López Peláez ofreció ayer una conferencia sobre la ría en el marco de las jornadas «Puerto y ría de Avilés. Y ahora, cruceros» que organiza la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca. «Dice Guillermo Matos que se tardan miles de años en crear un estuario y que se destruye en muy poco tiempo. Hacen falta 3.000 años para su creación, y en apenas 150 se destruye», explicó el profesor. El ritmo de destrucción más importante del espacio natural de la ría avilesina se registró entre 1833 y 1948: «En esos años se vegetó todo el campo dunar de Salinas. Pero a nosotros nos repercute más la era industrial, entre 1949 y 2012», apuntó. La recuperación de esos espacios ya es difícil. «Se podría recuperar muy poco, y también hay formas y formas de hacerlo. Cuando se retiraron los lodos de la parte más interna del estuario lo destrozaron, ahora lo que hay es un paseo fluvial que está muy bien para los avilesinos pero que no tiene dinámica de estuario», añadió. Y respecto a la calidad de las aguas, advirtió: «Limpias no están. Te pones a pasear y ves lo que hay».

El conferenciante inició ayer su ponencia con un estudio sobre la evolución geológica de la ría, primero, y después con la evolución histórica, acompañándose de esquemas, planos y fotos aéreas. López Peláez sostiene que algunas de las acciones que más modificaron el estuario, como la ubicación del Puerto o la instalación de Ensidesa en la cola del estuario, no se hubieran producido décadas después, vetadas por las normativas medioambientales.

Al margen de la evolución de la acción humana en la ría, el profesor explicó que la característica más singular del estuario -muy similar al de Villaviciosa- es su vinculación a la Falla de Ventaniella y la Fosa de Avilés, que se generó en el terciario, durante la orogénesis activa. De la Fosa de Avilés explicó que los investigadores están utilizando nuevos métodos de exploración para conocer las profundidades de ese cañón marino.

«Para poder querer un pueblo es importante conocer su historia», reflexionó López Peláez sobre la expectación que generó su conferencia. La próxima actividad del ciclo correrá a cargo del ingeniero Manuel Martín Ledesma, que hablará el lunes sobre «El puerto local».