Amaya P. GIÓN

La casa «Entre Encinas», el «Viaje al futuro» del avilesino Iván González Duque y de su compañera Alicia Zamora, es uno de los diecinueve proyectos arquitectónicos que forman parte de la I Exposición Iberoamericana Passivhaus (casa pasiva), una muestra sobre edificios de consumo prácticamente nulo de la que forman parte proyectos de toda España, Portugal, México y Chile. Una casa -ubicada en el concejo de Llanes y actualmente en fase de construcción- diseñada por estos jóvenes, con estudio en Avilés, forma parte de esta muestra itinerante que recorre todo el país y que podrá visitarse en Avilés del 18 al 25 de junio en el edificio de la antigua Pescadería.

Alicia Zamora e Iván González Duque pusieron en marcha su estudio de arquitectura «DuqueyZamora» en 2009, prácticamente en cuanto acabaron sus estudios. «Desde el primer momento quisimos enfocar nuestro estudio en la dirección de la sostenibilidad, de los edificios respetuosos con el medio ambiente. Empezamos con la crisis. En épocas así, o te tiras a la piscina o te pones las pilas y te lanzas a trabajar por tu cuenta», relata ella.

Así, estos jóvenes arquitectos han centrado parte de su trabajo en el concepto de casa pasiva, o «Passivehaus». Según explican, se trata de cuantificar el consumo energético limitando la demanda de calefacción y refrigeración, obteniendo una serie de estándares que permiten conseguir viviendas de bajo consumo energético. Su filosofía se basa en proyectar casas con un enfoque bioclimático, con un buen sistema constructivo en el que prima el aislamiento y mediante un programa informático se realiza un seguimiento continuo para lograr el confort térmico interior con valores muy bajos o nulos de calefacción y regrigeración.

Este tipo de construcciones supone una reducción de consumo energético del 80 por ciento respecto a las viviendas convencionales. Pero, ¿cómo se consigue? Es fundamental un aprovechamiento al máximo de la radiación solar. «Es necesario conocer los datos climáticos de la zona donde se ubica la vivienda. Y no sólo las temperaturas, también el índice de nubosidad, de radiación, de velocidad del viento, de la vegetación del entorno... Una vez que optimizas todos esos datos diseñas el sistema constructivo de la casa», explica el arquitecto avilesino.

En cuanto al sistema de construcción, añade, «se construye sin ningún puente térmico (espacios donde el aislamiento se interrumpe, partes de la fachada que no están aisladas)». Fundamentales son también los espesores de aislamiento. «En la casa de Llanes hemos puesto espesores de 16 centímetros, cuando en las viviendas convencionales suele ser de cinco centímetros. También hemos puesto un aislamiento de diez centímetros en los cimientos con materiales que proceden del reciclado de vidrio», añade Duque.

Otro de los pilares de este tipo de vivienda es la estanqueidad a las infiltraciones de aire. «En las viviendas convencionales el aire entra del exterior sin control por rendijas, huecos de persianas, pasos de instalaciones. Hacemos unos test durante la obra que miden esa estanqueidad, que en las casas pasivas es entre cinco y diez veces menor que en otras casas», añadió el arquitecto.

¿Y cómo se renueva el aire en una vivienda estanca como «Entre Encinas»? «Mediante un sistema de ventilación mecánica con recuperación del calor. Todo el aire que entra y sale de la casa pasa por un recuperador de calor. Aprovecha todo el calor que generas dentro de la casa. Así, en una vivienda de 150 metros cuadrados sólo hace falta una estufa y dos radiadores», añade Duque.

Sus proyectos aúnan el concepto de ahorro energético con el de la bioconstrucción. «Utilizamos exclusivamente materiales ecológicos (madera, productos reciclados, el aislamiento es a base de corcho, por ejermplo): se recupera el agua de lluvia para inodoros o riego; las aguas residuales se depuran hasta en un 80 y 90 por ciento por medio de un biodigestor; la instalación eléctrica se apaga durante la noche para que no genere campos magnéticos», añade Zamora. La vivienda «Entre Encinas», además, puede llegar a ser autosuficiente. «Cuenta con casi siete metros cuadrados de paneles solares (calientan un depósito de 500 litros de agua) y en un futuro se pueden instalar paneles fotovoltaicos», concluye la arquitecta.

El coste de una de estas viviendas es sólo entre un cinco y un diez por ciento superior al de una casa habitual, sostienen estos jóvenes, pero su ahorro energétivo permite amortizar esa diferencia en unos seis años.

Iván González y Alicia Zamora participarán como ponentes en las I Jornadas de eficiencia energética y bajo consumo en la edificación que se desarrollará el próximo viernes, día 15, en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.