Mónica G. SALAS

El tráfico y explotación sexual de mujeres y niños es una realidad en aumento en Asturias. El Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, Gerardo Herrero, indicó ayer, tras la inauguración en Avilés de las jornadas «Asturias contra la trata», que el número de víctimas ha crecido en la región en los últimos años. En este sentido, Herrero indicó que «es necesario concienciar a los ciudadanos de este problema, ya que los delitos de trata no sólo tienen lugar en los países asiáticos, sino también en nuestra propia ciudad». Con ese objetivo, el consejero de presidencia del Principado de Asturias, Guillermo Martínez, anunció que el Gobierno ya está trabajando en la redacción de un plan estratégico de igualdad, ya que «los poderes públicos tenemos la obligación de eliminar todas las discriminaciones existentes en la sociedad».

No obstante, a Asturias aún le queda mucho para poder equipararse a Galicia. Y es que esta comunidad autónoma dispone de un protocolo de asistencia a las víctimas desde enero de 2010. Así, el documento gallego se creó antes de que el delito de trata fuese tipificado en el Código Penal-diciembre 2010-. De esta forma, el protocolo supuso un impulso para la aprobación de un nuevo reglamento de extranjería en abril de 2011 y la consiguiente aprobación de un protocolo marco en noviembre, con el que se ha conseguido avanzar en esta materia en España. Antes de ello, la lucha contra la trata sólo era defendida por las ONGs y carecía de apoyo institucional. Algo, que según Susana García, Fiscal de la Audiencia Provincial de Pontevedra, supone un obstáculo: «Es difícil luchar contra el tráfico y explotación de mujeres y niños con una ausencia del delito así como de protección de las víctimas».

Con la nueva legislación, se considera que comete un delito de trata «aquel que traslada de su lugar de origen a otro a las víctimas por medio del engaño y la coacción, y con la finalidad de obtener beneficios económicos», explicó la fiscal Susana García. Sin embargo, también pueden darse otras finalidades, como la esclavitud, los trabajos forzosos, la explotación sexual y el tráfico de órganos, entre otros. «Se trata de un delito difícil y lento porque la víctima suele mentir por miedo» apuntó García.

Avilés fue ayer punto de encuentro de las mujeres asturianas y un referente en políticas sociales. El Instituto Asturiano de la Mujer y políticas de juventud en colaboración con el Ayuntamiento celebró las jornadas de lucha contra la trata en el Centro de Servicios Universitarios con el objetivo de sensibilizar a la población e incorporar en Asturias el protocolo gallego de asistencia a las víctimas. También intervinieron representantes de la ong Apramp, que actúa en Avilés.