E. C.

En la comarca avilesina, la sensibilidad por poner veto a los eucaliptos comenzó ya en el año 2001, con el planeamiento urbanístico de Castrillón, que pone grandes dificultades a la extensión de este cultivo. Unos años después, en 2008, el concejo de Illas aprobó su plan de ordenación y determinó que la repoblación forestal tiene que realizarse con especies caducifolias autóctonas, y el eucalipto y las coníferas «deberán limitarse a las parcelas donde ya estuvieran instalados previamente».

El Alcalde de Illas, Alberto Tirador, hace una evaluación positiva de los resultados de la norma: «No genera conflicto. Los vecinos de Illas lo entendieron, estaba siendo un problema, hay casas que están ocultas por los eucaliptos». El propio Ayuntamiento provee de plantones a los interesados en plantar en sus fincas especies como castaños, robles y cerezos. «Hay incluso alguna finca que pasó de ser monte de eucaliptos a tener manzanos de sidra», destacó Tirador.

Corvera va un paso más allá. «Está haciendo una ordenación territorial diferente, adecuada a los tiempos, moderna», destacó el responsable de Medio Ambiente de la Mancomunidad, Ignacio Martínez. Así, dentro del plan urbano, existe una serie de normas edificatorias y no edificatorias. Porque las licencias no sólo se refieren a las actuaciones urbanísticas. El Ayuntamiento reclamará licencias no edificatorias para controlar el uso del territorio en actividades que van de la extracción de minerales a los vertidos, las instalaciones subterráneas y las talas de árboles incluso cuando no tengan finalidad comercial. El Plan General de Ordenación Urbana supone también la elaboración de un catálogo urbanístico y de una evaluación ambiental estratégica: este última será la que prime en caso de colisión con los documentos anteriores.