Con el cierre, ayer, de la pesquería de xarda (caballa) para la flota de arrastre quedó clausurada una costera en la que los pescadores asturianos habían depositado grandes esperanzas y cuyos resultados, una vez más, han defraudado a la mayoría. Los barcos artesanales (cerco, pincho y artes menores) ya habían colgado los aparejos la semana pasada, tras dos prórrogas de la actividad que decretó la secretaría estatal de Pesca pero con estrictos límites de capturas en ambos casos.

Las restricciones a la pesca de xarda han sido el denominador común a lo largo de toda la costera, algo que mereció las más duras críticas de los pescadores. Los cupos cada vez más menguados que autoriza Bruselas no contentan a nadie y este año, para colmo, ni siquiera los precios de comercialización del producto han servido para compensar la obligada reducción de capturas. El precio medio al que se vendió la caballa en las rulas asturianas (a expensas de que se haga oficial el dato del mes de marzo) fue de 0,95 euros, por debajo de los 1,11 euros alcanzados en 2012. De este modo, la rentabilidad de la campaña de caballa quedó en entredicho, según los armadores consultados.

Pese a que ya no puede pescarse, la xarda abunda estos días en la costa asturiana. Tanto es así que llega a ser un problema, pues se cuela accidentalmente en los aparejos de los barcos que tratan de capturar otras especies. Los pescadores hacen ver el «desperdicio» que supone desaprovechar de este modo un recurso abundante y con mercado potencial.