Doce avilesinos prueban la nueva FP, los estudios que siempre han estado en el punto de mira de las reformas, los que deberían llevar buena parte del peso de la formación para dar lugar a empleados eficaces, preparados y con todas las vías para el futuro. Que puedan acceder a la Universidad si quieren, seguir ampliando sus conocimientos para ser mejores y también ampliar su horizonte laboral con la mochila de años de experiencia. La formación universitaria es enriquecedora y fundamental, pero no tiene sentido formar a ingenieros superiores para que realicen tareas de operarios. No vale de nada tener abogados trabajando en supermercados, o economistas de camareros. La formación debería ser una cadena ascendente que permitiese seguir estudiando y especializándose una vez que se tiene un trabajo. En definitiva, el viejo sueño de quien comienza a trabajar como peón de albañil pero que con su tesón logra ser arquitecto a los 40 años, con más sabiduría de la que no se enseña en las aulas que cualquier recién licenciado. ¿Dónde está eso?