La acería LD-III de Arcelor, el corazón de la siderurgia asturiana, está de nuevo operativa desde ayer de madrugada tras cuatro días parada debido a los trabajos de reparación de una avería detectada en la carrilera de un puente grúa. El turno que entró a trabajar ayer a las 6 de la mañana tenía como principal misión proceder al arranque de todos los sistemas y devolver a la acería el ritmo normal de trabajo, lo cual había conseguido ya a las 10 de la mañana, según precisaron fuentes de la empresa. De este modo se da por resuelta la avería y ahora la confianza está puesta en un doble objetivo: que la instalación no vuelva a estropearse y que recupere cuanto antes la inercia productiva que llevaba justo antes de ser parada por causas de fuerza mayor, una dinámica de trabajo cercana a los máximos históricos de la acería.

En paralelo a la reanudación de la actividad propia de la acería, los dos hornos altos de la cabecera de Gijón también han sido puestos de nuevo en funcionamiento en las últimas horas y con régimen normal de trabajo. La empresa, debido a la parada de la acería, había decidido reducir la carga de trabajo de los hornos al cincuenta por ciento para evitar tener que tirar el arrabio que la LD-III era incapaz de absorber. Según medios laborales consultados por LA NUEVA ESPAÑA, la avería de la acería no causó trastornos relevantes "aguas abajo", esto es, en las líneas transformadoras que se abastecen del acero que produce la LD-III. La existencia de materia prima almacenada como "colchón de seguridad", algo habitual en el proceso siderúrgico, evitó tener que parar los trenes de laminación o las líneas acabadoras.

Los trabajadores de la acería LD-III, así como los sindicatos de Arcelor, aprovecharon lo ocurrido estos días para poner de manifiesto que la instalación siderúrgica necesita una renovación a fondo para evitar que el desgaste por el uso ininterrumpido durante 26 años comprometa su eficacia.