Las excavadoras reducen estos días a escombro las naves e inmuebles municipales de Divina Pastora, unas instalaciones que durante décadas prestaron servicios diversos, desde depósito de la grúa y garaje de maquinaria a base operativa de las brigada de limpieza. La acción de la piqueta libera el espacio necesario para trasladar el actual aparcamiento de camiones de la avenida de Gijón y, de ese modo, acabar con la presencia de vehículos pesados a la entrada de Avilés, lo que a su vez deja pista libre para ejecutar el proyecto de acondicionamiento de ese espacio (enfrente del centro de investigación de Arcelor), donde está previsto habilitar un aparcamiento de vehículos ligeros y colocar elementos decorativos -nuevas aceras, sendas y setos vegetales- que den una imagen más "amable" a la principal puerta de acceso rodado a la ciudad.

Así las cosas, la cochambrosa imagen que todavía da Avilés a quienes llegan procedentes de la autopista "Y" -una estampa impropia de una ciudad que se "vende" al exterior con un discurso de modernidad, vanguardia artística y tecnología punta- comienza a cambiar después de décadas sin que gobierno alguno hiciera nada al respecto. El pasado mes de abril entró en servicio la nueva ordenación viaria de la plaza de los Oficios (antes un cruce infame de seis calles y ahora una glorieta) y durante los próximos meses cambiará la faz de Divina Pastora y sus inmediaciones o al menos ese es el objetivo de los planes municipales.

El gran trabajo que queda pendiente es la adecuación de los terrenos comprendidos entre la avenida de Gijón, el apeadero de Feve y el Puente Azud; esa "pastilla" urbanística (a espaldas del antiguo matadero) forma parte del plan de la Isla de la Innovación y también se habló de la construcción en la zona de la futura estación ferroviaria, pero la parálisis de uno y otro proyecto tienen el solar a barbecho y los únicos que se benefician de ese estado son los jabalíes que buscan allí alimento.