Han adelgazado, tienen la cara demacrada, duermen poco y mal, sufren ansiedad y otros trastornos psicológicos y, sobre todo, no tienen de qué vivir, de hecho muchos subsisten de los pocos ahorros que les quedan o gracias al apoyo económico de sus familiares. Hay quien ya ha puesto el piso en venta y todos sin excepción han aplicado recortes brutales en su vida cotidiana. Ese es un retrato aproximado de los trabajadores de Los Telares, o al menos de una mayoría de los mismos, gente que lleva desde el pasado mes de marzo con la soga al cuello y que aún hoy ignora cuándo se verá libre de su actual atadura laboral con una empresa quebrada para poder buscar otro trabajo, empezar otra vida o, al menos, cobrar el paro. La deuda salarial media con cada empleado oscila entre 7.000 y 9.000 euros, según las cuentas de los afectados; se trata de un dinero que difícilmente cobrarán íntegro pues dada la falta de liquidez de Los Telares será el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) el que se haga cargo de los impagos y existen topes que implicarán la pérdida de parte de los emolumentos adeudados. "Esto es un drama en toda regla; no es de extrañar que haya gente de baja por las secuelas psicológicas", relata una de las afectadas.