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Concejo de bildeo | Crónicas del municipio imposible

La yesca y el sentido común

Sobre el método ancestral para hacer chispas

La yesca y el sentido común

De nuestro corresponsal,

Falcatrúas

Para empezar, desengáñense, la yesca y la yenka no son lo mismo. Hermógenes fue un paisano de en Cá los Yesqueros, bildeanos de toda la vida que comercializaron la yesca antes que nadie; la vendían envuelta en tripa de cerdo -todavía no existía el plástico, mucho menos los blísters- y les fue bien hasta que apareció un gracioso vendiendo cerillas y mecheros. Aquí siempre se encendió fuego utilizando yesca, eslabón y pedernal, por eso echamos en falta algún político o agitador cultural que "ponga en valor" este ancestral método levantando un centro de interpretación, que será de gran utilidad para que algún gilipollas incendie el monte un día de excursión.

Sabrán ustedes que la yesca es un hongo que crece pegado a los troncos de los árboles y que tiene una parte con una textura semejante al terciopelo que coge fuego con facilidad. El pedernal es una piedra muy dura, de cuarzo o similar y el eslabón es otra piedra, de las que contienen hierro; estos materiales estuvieron siempre en el monte, aunque ahora los venden los chinos. Al golpear de refilón el eslabón contra el pedernal con algo de arte se producen chispas y colocando adecuadamente el trozo de yesca en la trayectoria de las chispas, las fibras del hongo comenzarán a chamuscar. Si, además, hemos sido listos y llevamos la yesca entrenada de algún fuego anterior, las chispas prenderán con más facilidad.

La familia bildeana de los Yesqueros, aplicando su I+D particular, introdujo eslabones de acero para golpear el pedernal, fabricados a partir de limas bastas en desuso, trabajadas en la fragua hasta darles forma de argollas ovaladas, muy adecuadas para no dañar los dedos al golpear.

Hermógenes, ya desaparecido, tuvo que reinventar su vida, arruinada por las cerillas y los mecheros y, en vez de consagrarse a la poesía, se dedicó a fomentar el sentido común en la sociedad, tarea inútil, como confiar en embaucadores del tipo de Arturo Mas, Carod Rovira, Arzallus y similares; tuvo su momento de fama a raíz de una carta abierta que dirigió al Ministerio de Educación, ése al que los sucesivos gobiernos van añadiendo complementos: "Educación y Ciencia", "Educación y Cultura", "Educación, Cultura y Deportes", para justificar alguna subida de sueldo del titular. De la carta tuvo la culpa Erundina, su mujer, que le pidió una bicicleta estática anunciada en la recién adquirida televisión. Ante la cara de interrogación de su marido, ella replicó:

-¿Que no sabes lo que es una bicicleta estática? Parece mentira para un sabiondo como tú: es una bici que no va a ninguna parte porque no tiene ruedes, se pedalea dentro de casa.

-Erundina, pedorrear en casa ya lo haces habitualmente, pero pedalear para no ir a ninguna parte?

-Por eso la llaman estática, melandro; tiene pedales pero no se mueve del sitio, es para adelgazar. Ejercicio, Hermo, actividad física, que a ti también te conviene, tienes el culo cada vez más p'atrás y la barriga cada vez más p'alante.

-Si quieres adelgazar, hazlo con sentido común y pensando en la economía: coge la burra, llévala hasta donde se acaba el pueblo y suéltala; luego, intenta cogerla otra vez y traerla del ronzal, ya verás cómo adelgazas.

-Siempre serás un aldeano. Como dijo aquel sabio, "no se puede luchar contra el destino; el que nace lechón, muere gorrino".

El resto de los Yesqueros de la casa, cuatro hijos, comenzaron igualmente a pedir todo lo que anunciaban machaconamente en los programas televisivos para granjeros modernos: segadoras, tractores, coches, "destrozadoras", motosierras, máquinas para liar cigarros en casa y cajas de herramientas como para montar varios talleres de reparación. El pobre Hermógenes no pedía nada, él era el receptor de todas aquellas peticiones por parte de sus hijos, bastante tenía con parar tantos penaltis.

Fue entonces cuando nuestro hombre empezó a rabilar con la idea de que la racionalidad ya no rige ni en los pueblos, teóricamente su último reducto. En su famosa carta abierta, recomendaba al ministro del saber la inclusión de una asignatura fundamental, el "sentido común", común a todas las carreras, para que los estudiantes aprendan a pensar antes de hablar, escribir o actuar.

La inspiración para tal propuesta la encontró en la bicicleta estática y en Bildeo, aquí no se puede prescindir del sentido común, por eso se tira tanto de refranes, verdaderos comprimidos de sabiduría secular, para que la gente recuerde lo fundamental y no se deje llevar por modas pasajeras, como en las ciudades, donde todos corren eclipsados detrás de cualquier flautista.

De las que arman esos que legislan desde la calle Uría, dictaminando lo que conviene a las aldeas, ya hablaremos otro día.

Seguiremos informando.

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