Los dos jóvenes que presuntamente robaron 80 euros en un bar de la cuesta de Los Campos (Corvera) y que fueron detenidos por la Guardia Civil tras una espectacular persecución de 40 kilómetros quedaron ayer en libertad provisional. La magistrada del juzgado de guardia de Avilés dictó el auto a última hora de la mañana y en él consta que están acusados de un delito de robo con fuerza. Tendrán que volver a comparecer en el Palacio de Justicia próximamente.

D. E. B., de 22 años y de Langreo, y M. H. H., de 25 años y vecino de Avilés, fueron sorprendidos por los agentes de la Benemérita en la madrugada del pasado jueves junto con otro compinche, que consiguió fugarse, en el bar "El Mosaico" de Las Vegas. En su huida, los jóvenes utilizaron un coche que previamente habían robado en Cancienes, siempre según fuentes oficiales. En la persecución participaron hasta cuatro patrullas de la Guardia Civil y de Tráfico.

Los ahora acusados recorrieron 40 kilómetros, 20 de ellos a contramano por la autovía A-8 entre Tabaza y Tremañes (Gijón). Los agentes de la Guardia Civil, finalmente, tuvieron que disparar varios tiros al aire para intimidarlos y conseguir frenarlos. Sucedió en los alrededores del pueblo de Manzaneda, en Carreño.

En su fuga casi de película, los jóvenes se saltaron primero, para huir del lugar de los hechos, la dirección única de la calle de Las Vegas donde robaron. Luego tiraron por la carretera antigua de Oviedo y en Tabaza entraron en la autopista "Y" sin hacer caso al alto que les dieron los agentes. Para ir en sentido Gijón cogieron los carriles contrarios. Hasta 20 kilómetros recorrieron en plan kamikaze para salir en Tremañes, desde donde continuaron su fuga hacia Avilés por la AS-19.

En el entorno de Manzaneda (Carreño) fue donde la Guardia Civil consiguió su objetivo. Una patrulla los frenó al chocar contra el coche por un lateral. Pero si bien uno de los ladrones se quedó en el turismo, los otros dos siguieron la huida, esta vez a pie. Uno de ellos, incluso, trató de taparse con un pasamontañas. Fue este último precisamente el que se tiró al suelo al oír los disparos al aire que los agentes tuvieron que realizar ante su comportamiento, pues habían intentado atropellarles y por su actitud temían que portasen armas. El otro joven huyó.

La Guardia Civil consiguió recuperar tanto el dinero sustraído -los 80 euros estaban repartidos en pequeñas cajas y era el cambio que tenía el propietario del bar para el día siguiente- como el mando a distancia que abría un trastero ubicado cerca del bar.