La recuperación de las marismas de Maqua está más cerca y avanza por buen camino. Miembros de la plataforma que pelea por la restauración de este espacio amenazado por la industria se reunieron hace unas semanas con el concejal de Urbanismo, Luis Ramón Fernández Huerga, quien cumplió de esta forma con el compromiso alcanzado a finales del mandato pasado de garantizar la protección de las marismas. Según fuentes municipales, ambas partes están de acuerdo en la finalidad, que ha de ser la restauración de los terrenos. Y se emplazaron a una reunión con otras administraciones "para conocer sus planes y su predisposición", una reunión prevista para "fechas próximas".

Y es que la actuación sobre los terrenos no es de competencia municipal, sino de Costas. De ahí que la situación actual de indefinición en la formación del nuevo Gobierno vaya a retrasar las negociaciones con esta administración. El Ayuntamiento, mientras tanto, se compromete a no poner pega alguna en la restauración, si el ente responsable, Costas, se hace cargo de costear los trabajos. Eso sí, en principio no será necesario modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), como sí se había indicado en un principio.

David Díaz, miembro de Mavea, explicó que la plataforma en defensa de las marismas de Maqua siempre defendió que es Costas quien tiene que restaurar los terrenos, y que la predisposición, hasta ahora, era buena. "El problema es que el gobierno avilesino ponía pegas, y no querían tomar decisiones en contra. Pero si finalmente el PSOE cambia de postura y también está dispuesto a facilitar la restauración, el proyecto avanza en buena dirección".

Las marismas de Maqua (Llodero y las Aceñas) están desecadas desde mediados del siglo pasado. El origen de este proceso comenzó hace más de cien años con una concesión para usos agrícolas. En la década de 1980 aún quedaban pequeñas charcas. Y desde entonces no se dio ningún uso a los terrenos, salvo la instalación de la depuradora de Avilés. Se trata de diez hectáreas de terreno que la plataforma de proteccionistas pretende recuperar.

Una campaña en las redes sociales recibió el aval de unos 5.000 ciudadanos, con el objetivo de pedir al Ayuntamiento cambiar la calificación de los terrenos, de zona de servicio portuario a zona de interés para la restauración ambiental, y también para promover dicha restauración. Recuperar las marismas permitiría, según los ecologistas, un paso importante para recuperar también la biodiversidad de la ría, y que este espacio se convirtiera en "un aula al aire libre donde los vecinos podrían descubrir y disfrutar de la riqueza natural", además de un elemento de dinamización turística.

Para la protección de estos suelos resultó providencial el cambio de planes de las empresas Tadarsa e Idesa, que en un principio pretendían construir instalaciones fabriles en las antiguas marismas. Ahora, sin efecto ya el acuerdo que tenían con la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento, y una vez que el Puerto consolidó sus instalaciones en la margen derecha, es más fácil dotar de usos ambientales a estos terrenos.