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El superviviente del "Santa Ana" cortó in extremis los cabos de la lancha salvavidas

El superviviente del "Santa Ana" cortó in extremis los cabos de la lancha salvavidas

José Simal se despertó al caer de la litera por los dos fuertes golpes que recibió el pesquero, en el que fallecieron sus ocho compañeros

El gallego Manuel Simal renació el 10 de marzo de 2014, cuando Asturias se despertó golpeada por la tragedia. El arrastrero "Santa Ana" colisionó contra uno de los peñascos semisumergidos de la isla de La Erbosa, en las proximidades del Cabo Peñas. Sólo él logró sobrevivir. Ocho compañeros -entre ellos el ovetense Marcos del Agua, que se había enrolado ese mismo día como alumno en prácticas- fallecieron en el naufragio. Bajo el mar, a oscuras, Simal, que era el segundo patrón del buque, vivió un infierno que comenzó cuando descansaba en su camarote. Entonces sintió dos fuertes golpes que lo lanzaron fuera de la litera, según recoge la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos dependientes del Ministerio de Fomento en el informe definitivo, que nada tiene que ver con el proceso judicial abierto y estancado por un trámite del Principado. El Juzgado está a la espera de que un perito analice si Manuel Simal pudo salir del buque por un ojo de buey.

Según este documento, antes de llegar a este pequeño ventanuco, Simal se encontró con la muerte cara a cara. Pero logró esquivarla. "Tras los dos golpes, el barco comenzó a escorar a babor y el motor propulsor se paró apagándose las luces del sistema de alumbrado. Las luces del sistema de emergencia, que funcionaban con las baterías que estaban situadas sobre el puente de gobierno se encendieron, pero sólo estuvieron en funcionamiento unos segundos antes de que se apagaran también", señala la Comisión en base a las declaraciones de Simal.

En el arrastrero "Santa Ana" se hizo entonces noche cerrada, más noche si cabe. Eran las 5 horas 17 minutos 39 segundos cuando se recibió la última señal del pesquero, que protagonizó la mayor tragedia marítima de Asturias del último medio siglo. Cuando Simal abrió la puerta del camarote, el pasillo ya estaba inundándose. Olía a gasoil. Fue incapaz de determinar por dónde entraba el agua. "Ante la imposibilidad de salir buceando por la puerta que daba acceso a la cubierta y el progresivo hundimiento de popa del pesquero, el segundo patrón entró nadando al camarote que se encontraba frente al suyo, en el que se alojaba el cocinero. Con gran dificultad logró abrir y salir por el portillo del camarote, situado en el costado de estribor, y cayó al agua", destaca la Comisión.

Después de dos intentos, Simal consiguió embarcar en una de las balsas salvavidas, localizó el cuchillo del equipo de supervivencia de la misma y cortó la boza que estaba hecha firme al pesquero. Así, logró vivir.

Los cadáveres de Francisco Gomes Fragateiro y Manuel Indalecio Mayo-Brea fueron hallados flotando cerca del lugar del accidente esa misma mañana. Pero los cuerpos de los seis restantes permanecieron desaparecidos durante días. Entre ellos, se encontraba el del joven ovetense Marcos del Agua Chacón, alumno de la Escuela Náutica Pesquera de Gijón.

El seguimiento por satélite de la trayectoria del buque, tal y como desveló en su día LA NUEVA ESPAÑA, ponía en evidencia que el barco se había dirigido en línea recta y sin maniobras para corregir el rumbo en dirección al peñasco contra el que colisionó brutalmente. Una "falta de planificación de la travesía" y el despiste de la persona encargada de la guardia de navegación fueron los dos factores que, combinados, desencadenaron finalmente el accidente del pesquero portugués "Santa Ana". Así se desprende del informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos. La investigación realizada "no aprecia causas técnicas desencadenantes del embarrancamiento".

Pero lo que sí aprecia -aunque no sea causa del accidente- son deficiencias de seguridad y de formación de los tripulantes del barco. Entre los ocho fallecidos se encontraban los portugueses Francisco Gomes y Víctor José Farinhas, además de los indonesios Suherman y Wasito. El resto eran españoles. Se trataba de Manuel Indalecio Mayo (Galicia), Manuel María Pajes (Galicia), Lucas José Mayo (Galicia) y Marcos del Agua Chacón (Asturias). Manuel Simal vivió. Fue el único que logró escapar de aquel infierno de hierros en el que quedó convertido el "Santa Ana", trasladado al puerto de El Musel para su desguace a mediados de mayo de 2014, setenta días después del naufragó que vistió de luto a toda la región.

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