Carmen Pérez Soberón, concejala de Ciudadanos, quiere dar carpetazo a un asunto que le ha supuesto un importante "desgaste personal y familiar": su enfrentamiento con parte de la junta directiva local de su partido, con la excoordinadora, Sonia Arbesuk, a la cabeza. Los exresponsables de la formación -presentaron su dimisión hace unos días- acusan a la edil de una baja actividad, igual que su anterior compañero en el Ayuntamiento, Juan Cuesta, que fue expulsado de la formación tras llamarla "puta vaga".

-¿Cómo se siente tras todos estos meses de tensión?

-No ha sido fácil y no se lo deseo a nadie. Menos mal que esto me pilla con cierta edad y fortaleza mental porque una situación así puede ser devastadora.

-Vayamos al principio. Parte de UPyD y Ciudadanos se unen para concurrir en una misma lista. ¿Cómo fue el proceso? Porque parece que dejó importantes grietas...

-Fue un proceso regional entre ambas formaciones. Lo que teníamos claro es que íbamos a ser prudentes. Nos incorporábamos en una casa ajena (Soberón era delegada de UPyD en Avilés) y teníamos que respetar todas las sensibilidades. Pero lo que siempre se notó aquí es que se hacía distinción entre los decían que tenían el ADN cien por cien naranja y los que no éramos pata negra.

- En Avilés sacan dos concejales, Juan Cuesta y usted. ¿Cómo calificaría su relación?

-Enseguida noté que no cuadrábamos en carácter. Pero el primer síntoma de que el plan era más profundo y perverso fue en las negociaciones para la investidura de Mariví Monteserín, donde mi portavoz no me invitó a participar. Aquello fue un sopapo tremendo. Luego me negó las llaves del despacho y las contraseñas del ordenador, por las que tuve que pelear. No se quería reunir conmigo para preparar los plenos o ver las perspectivas de trabajo y, si aceptaba, era en horarios incompatibles con mi trabajo. Me llegó a decir que tenía dos tarde libres a la semana y que no las iba a perder conmigo. Pretendió que firmara un reglamento municipal de régimen interno, que no existe en Ciudadanos, y que había redactado él y en el que la figura del portavoz estaba muy presente y yo me quedaba relegada a ser una piedra... Tenía la estrategia clara de conseguir mi dimisión a base de laminarme psicológicamente para que se incorporara la número tres, que era Sonia Arbesuk, y a la que él sí consideraba que era cien por ciento ADN naranja. Eso motivó que se me acosara constantemente.

-Y en febrero salta todo por los aires, tras insultarle en un grupo de Whatsapp en el que también estaba usted.

-Me llamó mi padre para decirme que me había llamado "puta". Yo estaba trabajando y no lo había leído. No rectificó en ningún momento y nunca me pidió disculpas. Antes de ese momento, ya había quejas oficiales contra él en los órganos de Ciudadanos. Tras el insulto, pedí amparo al partido, ya que esto era una escalada peligrosa. En esa carta les decía que yo no volvía a compartir espacio con ese señor, ni en público ni en privado.

-En esos momento, también él se quejaba de usted ante el partido por su supuesta "baja actividad"...

-Era él el que me cerraba las puertas del despacho. Le dije a través de un correo que entendía que él era el portavoz, pero que teníamos que tener una voz común. Su respuesta fue que no éramos un partido asambleario.

-¿Qué piensa de que Cuesta no deje su acta de concejal?

-Que esta gente que está robando una cuota de representatividad a Ciudadanos sea capaz de juzgar a los demás, me parece deleznable. Si no estás de acuerdo con el partido, coges y te marchas.

-Las críticas de Cuesta luego las tuvo que escuchar en una asamblea en la que el 80 por ciento de los asistentes votó para que el partido la echara...

-Los sucesores de Juan Cuesta, como Sonia Arbesuk y Pablo Valdés, aunque dicen que están en contra de su expulsión, se quedaron para terminar esa acción de acoso y derribo. Piensan que la junta directiva está para vigilarme, pero lo que no entienden es que eso va en contra de los estatutos del partido, donde se dice que los grupos municipales son autónomos en sus decisiones. Volvamos a esa asamblea. Fue totalmente ilegal. De los cinco miembros que componían la junta, a dos no les dijeron lo que iba a pasar. Saltándose los más mínimos reglamentos, montan una asamblea fantasma, ocultando el orden del día y metiendo una votación que no estaba incluida. En esa asamblea no se me dejó hablar. Eso sí, le dije a Sonia Arbesuk que estaban cometiendo un error terrible y que no hacían más que ahondar en la crisis de manera consciente, separando a los afiliados y minando la organización por sus intereses personales. Los dos miembros de la junta que no estaban de acuerdo con lo que había pasado presentaron un informe ante la comisión de garantías y el partido dio una severa reprimenda a los convocantes ya que una agrupación local no tiene derecho a hacer eso al estar fuera de sus competencias. Se les advirtió de que si seguían así, se formaría una gestora.

-Tras toda esa situación, ¿se le pasó por la cabeza dimitir?

-No. A lo mejor es que me va la marcha. También vi que tenía el apoyo de los órganos del partido. Desde aquella advertencia, ellos, en vez de recapitular y asumir que habían perdido, y pese a ver que no nos quebrábamos y que estábamos reorganizando el grupo municipal, siguieron adelante con las quejas, mintiendo y emitiendo informes que todos los departamentos de Ciudadanos descartaron porque no había por dónde cogerlos. Tocamos fondo porque dicen que no les proveo de información...

-Eso afirman.

-Se pasa un informe mensual a toda la afiliación con la actividad, en primer lugar a la excoordinadora. El despacho del grupo municipal está abierto para todos...

-Uno de los reproches que hacen es que todas las denuncias contra usted se frenaron porque Ignacio Prendes es su valedor.

-¿Cree que Nacho Prendes, en la situación que está ahora, se va a preocupar de esto? Sinceramente, no creo que esté en estas cosas. También le digo, ellos a Nacho Prendes también lo maltrataron. Juan Cuesta, en una entrevista, lo llamó oportunista.

-Tras las dimisiones en Ciudadanos, ¿qué pasos van a dar para intentar recomponer la situación?

-Estamos en ello. Creo que pasará por una gestora para reorganizar y luego se hará una asamblea para elegir la nueva junta directiva.

-¿Se presentaría al cargo de coordinadora local?

-No tengo tiempo. Es importante que se repartan los cargos y, además, hay gente muy válida en el partido y que quizá le apetezca dar ese paso.