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Medio siglo endulzando vidas

La familia que está detrás de la marca Josmar anuncia el cierre de la confitería, que abrió sus puertas en 1968 en Villalegre

María Paz Fernández, en su confitería de la calle Santa Apolonia. RICARDO SOLÍS

Rusos, alemanes, italianos, madrileños, catalanes... Los bombones que desde hace ya varias décadas elabora José Antonio Suárez, maestro confitero de Josmar, son conocidos en todo el mundo. Pero ahora el negocio familiar que abrió el padre de Suárez hace casi medio siglo en Villalegre está a punto de cerrar sus puertas. "Si el día 31 de enero no vendemos la empresa colgaremos el cartel de 'pesllao'", sentencia el alma de la pastelería, María Paz Fernández Álvarez, de 75 años y al frente del comercio desde su inauguración.

Fernández Álvarez es la madre del repostero y nunca se alejó del mostrador, ni cuando fue operada del corazón ni mucho menos cuando enviudó. Su marido, José Manuel Suárez Méndez, falleció en 2011.

La pareja abrió Josmar -acrónimo de José y María- en el año 1968. Suárez Méndez había aprendido el oficio de muy niño con su padre, que trabajó en una reconocida confitería ovetense, y éste a su vez se lo enseñó a su hijo.

Hace ahora 49 años el matrimonio se trasladó a Avilés con cuatro hijos, con una diferencia de edad de once meses entre uno y otro. Suárez Méndez empezó a hacer lo que mejor sabía en un local próximo al actual, en la avenida de Santa Apolonia: bombones. Pronto llegaron los primeros clientes, los mismos que decidieron endulzar sus vidas con productos de Josmar durante más de cuatro décadas.

"Tenemos una clientela excepcional, muy fiel", apunta María Paz Fernández Álvarez, que esgrime las razones que le llevan al cierre del negocio. "Yo estoy jubilada, tengo a una hija jubilada también por problemas de salud, otros dos que tienen su trabajo y si cierro, mi hijo, que está en el obrador, tiene oportunidades en otras casas", manifiesta, y agrega: "Personalmente yo no aguanto más, estoy cansada. Y me da mucha pena cerrar Josmar, pero si no quiero morir aquí no me queda otra".

María Paz Fernández tiene ganas de ver la vida con calma, sin la obligación que supone un negocio con horarios extremos como una confitería que no cierra ningún día de la semana.

"Aquí hemos pasado muy buenos momentos, mis hijos se criaron en la tienda. Pero no sé lo que es dar un paseo, ir al médico sin prisa o hacer unas compras sin mirar el reloj", recalca esta mujer que se deshace en elogios hacia su hijo confitero. "Aquí hemos pasado crisis y momentos muy buenos. Siempre hemos salido adelante gracias a un trabajo artesano con una materia prima superior, de primera calidad", dice la repostera.

En Josmar son conocidos los bombones. También las tartas, los pasteles, las pastas artesanas y, en Navidad, los turrones y roscones de reyes. En esta confitería de Villalegre los mostradores estarán repletos de dulces hasta el 31 de enero. Porque los clientes son lo primero.

La familia que está detrás de Josmar ha enviado paquetes de bombones a medio mundo y también saben que "muchos famosos" y personalidades han probado sus dulces, entre ellos los actuales Reyes de España. "Cuando no había casi mujeres conduciendo ya iba yo por ahí llevando bombones de un sitio a otro", recuerda la confitera, que precisa con orgullo: "En tantos años nunca jamás hemos tenido un problema porque siempre hemos hecho un trabajo artesano", subraya María Paz Fernández, que en los últimos años ha participado en tantas actividades de promoción comercial como se han desarrollado en la ciudad.

El esfuerzo primero de su marido y de ella misma y ahora del hijo de ambos, José Antonio Suárez, le valió a la familia en 2013 el premio a la trayectoria profesional que concede la Unión de Comerciantes.

Ahora Josmar cerrará sus puertas. Será el 31 de este mes cuando del obrador más conocido de la calle Santa Apolonia dejará de salir el olor característico del chocolate derretido al baño María.

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