El empresario Juan Francisco Liriano Acosta, arrendatario de una nave del polígono de la ría que adaptó como sala de fiestas y que confía en poder volver a abrir al público en breve, se ha librado del desahucio de que iba a ser objeto a consecuencia del interés de Bankia en proceder a la ejecución hipotecaria del inmueble como garantía de un préstamo fallido. El Juzgado número 1 de Avilés ha ordenado la suspensión del trámite posesorio a la vista, entre otras consideraciones, de la documentación aportada por el inquilino, víctima indirecta de las deudas de la sociedad que le alquiló el local.