Una remisión de la pena. Esto es una indulgencia parcial, el perdón que el Arzobispado de Oviedo puede otorgar. Y eso conseguirán todos los fieles que realicen visita y oración ante la reliquia de la cruz de Cristo que se custodia en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, el Lignum Crucis, el próximo 3 de junio, coincidiendo con una jornada dedicada a ella, en la que participarán más de una veintena de cofradías de diversos puntos de España.

La Cofradía de la Soledad y de la Santa Vera Cruz es la organizadora de la jornada, que lleva por nombre "Avilés tras la cruz de Cristo". Consistirá en una exposición, para la oración y adoración, del Lignum Crucis, en el templo viejo de Sabugo. Dicha exposición durará durante todo el día, y concluirá con su traslado procesional al templo parroquial, para celebrar la misa.

La cofradía lleva ya trabajando varios meses en la organización de este día. Iván Álvarez Heres, su portavoz, explica que eligieron la fecha del 3 de junio porque es exactamente el día en el que llegó a Avilés el fragmento de la cruz de Cristo, procedente de un trozo de mayor tamaño que se guarda en la vecina Cantabria, en el monasterio de Liébana.

Heres añadió que el objetivo de La Soledad es reunir en Avilés a cofradías no sólo de Asturias, sino también procedentes de otros puntos de España, que estarán en la ciudad durante dos días, el 2 y el 3 de junio. Para el día 2, está prevista una recepción y un concierto. Al día siguiente, además de la adoración al Lignum Crucis, habrá una recepción municipal y una visita guiada. "Va a ser una continuación de la Semana Santa antes del Corpus", explica.

La guinda del día será la procesión hasta Sabugo, una ocasión que la cofradía aprovechará para rendir honores a su reliquia sacando el paso grande, habitualmente reservado a las procesiones de Semana Santa. "Agradecemos al arzobispado que nos conceda un día de indulgencia parcial para las personas que se acerquen a participar en la adoración", sostiene el portavoz de La Soledad.

Los días de indulgencia plenaria sólo puede concederlos el Vaticano. Son aquellas que, para los fieles de la Iglesia Católica, borran todo resto de pecado, dejando el alma dispuesta para entrar en el cielo. Las indulgencias parciales borran parte de la pena, y son las que pueden conceder los arzobispados.