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De escuela de soldadura a empresa del metal

El centro de formación que impulsaron en 2001 los hermanos Marcos y Luis Vega es ahora una firma de calderería y montaje

Un soldador, en la empresa y centro de formación de los hermanos Vega. MARA VILLAMUZA

La escuela de soldadura que pusieron en marcha en 2001 en Avilés los hermanos Marcos y Luis Vega ha evolucionado con el paso de los años hacia una firma de calderería y montaje que trabaja tanto para pequeñas y medianas y empresas como para multinacionales, bajo el nombre de Forteastur. Y lo ha hecho con su propia cantera. "Nacimos como centro de formación, y aunque seguimos ofertando cursos a la carta, ahora ya se nos conoce más como empresa de calderería y de montaje", explica Marcos Vega.

Forteastur es una empresa familiar que echó a andar en 2001 en una nave alquilada en el entorno de la ría de Avilés ante la gran demanda de soldadores y caldereros. "Mi padre, Luis Vega, que fue jefe de obra en el sector metal, nos animó a poner el centro de formación porque había demanda y poca gente formada, había un vacío en ese sentido. Por aquel entonces, éramos la única escuela de soldadura en Avilés y caló bastante. El metal siempre tiró en Asturias, incluso durante la crisis", argumenta Vega.

Soldadores con experiencia impartían la formación a los alumnos, aprovechando la veteranía para formar a las nuevas generaciones. "La mayoría salía de aquí con trabajo y el taller actual (situado en el Parque Empresarial Principado de Asturias) se formó a partir del centro de formación, con la gente buena que iba saliendo. Solo como escuela estuvimos tres años, enseguida vimos que los alumnos eran muy competentes, empezamos a desarrollar trabajos y ahora compaginamos la formación con el taller", prosigue el empresario.

Según Marcos Vega, son muchos los alumnos de Formación Profesional que acaban en su escuela. "La FP está muy bien, pero aquí es todo práctico, muchos vienen a aprender a soldar", indica. ¿Y es cierto que no hay relevo de soldadores y caldereros? Para Vega, "lo que necesitan es práctica, que es lo que da la experiencia, hay que darles la oportunidad".

Lo mismo opina el monitor Sergio Loza, que desde hace catorce años forma a soldadores en Forteastur, donde ahora trabajan una treintena de profesionales con una media de edad de 35 años. "Es imposible que de los centros de formación salgan profesionales con diez años de experiencia. A los nuevos soldadores no se les ofrecen grandes oportunidades para que sigan en las empresas. Los empresarios quieren experiencia, pero también tienen que ofrecer oportunidades", concluye Sergio Loza.

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