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La solidaridad que da brotes verdes

Los quince años de colaboración entre Avilés y Alta Verapaz, en Guatemala, se han plasmado en más de 400.00 euros invertidos en planes de seguridad alimentaria y el desarrollo de medios de producción que propiciaron una "revolución" social

La solidaridad que da brotes verdes

Pese a acumular varios ejercicios consecutivos de mejoría económica y haber logrado el año pasado un incremento de su Producto Interior Bruto (PIB) del 4,1 por ciento para situarlo en 57.492 millones de euros, la situación de Guatemala dista mucho de ser idílica: su PIB representa apenas una veinteava parte del de España, 9,6 de sus 16,47 millones de habitantes viven en un estadio de pobreza y la cifra no deja de crecer, según datos de organizaciones internacionales de ayuda humanitaria. Y aún es peor la realidad en departamentos guatemaltecos especialmente deprimidos, como el de Alta Verapaz, donde el porcentaje de pobres llega al 80 por ciento, o lo que es lo mismo: ocho de cada diez habitantes no tiene garantizados los alimentos ni los dos euros diarios que se estiman necesarios para vivir en la zona rural de ese país centroamericano.

Es precisamente ahí, a ese foco de depresión llamado Alta Verapaz, a donde se dirige desde hace quince años la ayuda solidaria de Avilés canalizada a través de Cáritas de Llaranes y, por extensión, promovida por el movimiento social de ese barrio en la Semana Solidaria que este año empezará el próximo día 24. Al cumplirse tres lustros de una colaboración tan arraigada, la parroquia de Llaranes quiere hacer balance, poner las cuentas claras y valorar los logros conseguidos, que no son pocos. Un número lo resume todo: 413.202,29 euros, que es el dinero obtenido en los últimos 15 años y destinado a proyectos de cooperación con varias aldeas guatemaltecas de Alta Verapaz. De esa cifra, 176.797 fueron recaudados en las sucesivas semanas solidarias organizadas en Llaranes y el resto, hasta 236.405 euros corresponden a las aportaciones del Ayuntamiento de Avilés.

El objetivo evidente de la Semana Solidaria de Llaranes, que es la expresión externa del proyecto solidario avilesino enfocado a Guatemala, es recaudar dinero y destinarlo a programas de cooperación. Pero no es el único; el párroco de Llaranes José María Murias apunta otros: "Sensibilizar a la ciudadanía con respecto a la problemática del Tercer Mundo y, en el plano local, favorecer el desarrollo del tejido social y la conciencia de pertenencia a Llaranes". Y todo ello cosido con un hilo que los cristianos llaman caridad y los agnósticos, solidaridad. "La diferencia es que para los cristianos la caridad es una obligación, porque la generosidad está en los principios de nuestra fe", remarca el cura.

Que haya sido Guatemala, y más en concreto el territorio de Alta Verapaz, la zona del mundo elegida para volcarse con los desfavorecidos no fue fruto de la casualidad. Hay que remontarse a la década de los años setenta y a un suceso de infausto recuerdo, el cruento asalto a la embajada española en Guatemala, para encontrar el germen del vínculo avilesino en aquel país centroamericano. Cuatro curas misioneros asturianos -José Antonio Álvarez Álvarez, Marcelino Montoto Álvarez, César Rodríguez y José María Orviz Roces- tuvieron que abandonar Guatemala y regresar a España tras la matanza perpetrada contra la legación española. Los tres primeros recalaron en la parroquia de Llaranes y fueron los que concibieron el principio de la colaboración con la población guatemalteca, que tantas penurias pasaba. "Las primeras aportaciones tuvieron como destino un colegio de monjas y salían de la venta de boletos para la rifa de una cesta de Navidad", relata Nieves Álvarez, directora de Cáritas de Llaranes.

La "era moderna" de la cooperación Llaranes-Guatemala empezó en 2002, con la organización de la Semana Solidaria y la entrada en escena de una organización que hace las veces de contraparte en el país centroamericano: Servicios Ecuménicos de Formación Cristiana Centroamericana (SEFCA), un empeño personal del sacerdote Jorge Martínez Rodríguez.

De aquella semilla solidaria han surgido abundantes brotes verdes durante los últimos quince años: más de 400.000 euros invertidos en mejorar las condiciones de vida de la población indígena de Alta Verapaz y que tienen su reflejo en la construcción de infraestructuras (en especial sanitarias e hidráulicas), la dotación de medios productivos, el fomento de la educación y la formación profesional, la apertura de mercados...

En paralelo a la transformación del entorno y de los medios de vida, los promotores avilesinos de esta campaña de cooperación internacional con Guatemala han detectado otros fenómenos sociales especialmente relevantes. Lo explica muy gráficamente el sacerdote Murias: "Los indígenas han dejado de humillar la mirada; ahora andan con la cabeza levantada". Fruto de la elevación de la autoestima, los campesinos se animaron a litigar por el acceso a la tierra, se movilizaron para defender su derecho al agua y en el caso de las mujeres asumieron un papel protagonista como dinamizadoras empresariales y sociales. "Han llevado a cabo un proceso de empoderamiento en toda regla", relatan las cooperantes de Cáritas Nieves Álvarez y Cristina Busto, quienes hace unos años viajaron a Guatemala y pudieron comprobar con sus ojos la profunda transformación vivida en algunas de las aldeas más inhóspitas de Alta Verapaz.

Celebraciones y rendición de cuentas al margen, la XV Semana Solidaria de Llaranes que comienza en dos semanas será fiel a su filosofía; este año la propuesta tiene como lema "tierra, trabajo y techo", toda una declaración de intenciones.

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