Un cartel que prohíbe la entrada de "perros y perras" en un jardín de propiedad privada en la calle Fernando Morán ha levantado el debate entre los vecinos de la zona por la doble inclusión de género.

Algunos residentes aplauden la iniciativa por considerarla una forma más de lenguaje inclusivo en un idioma que, sin género neutro, utiliza la terminación masculina por defecto. Otros vecinos, no obstante, creen que esta medida reincide en el término sexista que la palabra "perra" tiene el imaginario colectivo, por lo que la inclusión del vocablo femenino en el cartel, pintado posteriormente, supondría un insulto machista y no una medida de integración lingüística.