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JUAN ANTONIO MARTÍNEZ CAMINO | Obispo auxiliar de Madrid | Cursos de La Granda

"Las mayores atrocidades contra el ser humano se cometen en nombre de ídolos"

"La juventud, además de trabajo, necesita una esperanza para soportar los fracasos; cuando falta, la sociedad es una lucha de todos contra todos"

Juan Antonio Martínez Camino, ayer, en la terraza de La Granda. RICARDO SOLÍS

Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid y exsecretario de la Conferencia Episcopal Española, participa esta semana en los cursos de La Granda con la dirección del ciclo "La reforma protestante 500 años después". En la siguiente entrevista, el sacerdote jesuita asturiano (natural de Marcenado, Siero), habla del terrorismo yihadista, el laicismo, la falta de vocaciones o los jóvenes, entre otros temas.

- Vemos que el terrorismo yihadista crece a pasos agigantados. ¿Cómo se puede combatir?

-El terrorismo tiene un punto de irracionalidad intrínseca. Lo hay de distinto contexto, pero todos tienen en común pensar que el fin justifica los medios y que para conseguir su objetivo más o menos justo, según sus ideas, se puede asesinar masivamente a personas inocentes. Esto es intrínsecamente perverso y hay que combatirlo como lo que es, como terrorismo, tenga la raíz que tenga.

- ¿La violencia se combate con violencia?

-No, aunque el Estado tiene una legítima, que se realiza dentro de la ley para defender la paz y los derechos de las personas. Pero es un monopolio y sólo la puede ejercer quien está legítimamente titulado para ello y con muchas reservas, no indiscriminadamente, sí proporcionadamente.

- ¿Cómo afecta a un hombre de fe que se atente contra los seres humanos llevando por bandera la religión?

-La religión ha sido tomada por bandera por muchas causas. La religiosidad es una fuerza y una dimensión constitutiva del ser humano que la cultura secularista occidental no entiende, piensa que es una superestructura que soplando se puede quitar. Esto es un error antropológico fundamental que debilita las bases de nuestra cultura y convivencia. Hay religión verdadera y religiosidad falsa, y hay idolatría. Como el ser humano es un ser religioso, la cuestión está en acertar con la religión verdadera, ya que si no tienes a Dios, tienes a un ídolo, y éstos están sedientos de sangre, sean ídolos con nombre religioso o laico. Las mayores atrocidades y violencias contra el ser humano han sido cometidas en el siglo XX en Europa con ídolos de nombre laico: las guerras mundiales, el exterminio de pueblos y razas, los campos de concentración... El laicismo es nuestro gran problema en Europa. Ninguna idolatría es justa ni acertada, pero nosotros tenemos que hacer un examen de conciencia sobre lo que estamos haciendo en nuestra casa.

- Hablando de laicismo, el último plan pastoral de la Conferencia Episcopal se centraba en reavivar la vida cristiana de los creyentes y en atraer a la fe a los no creyentes. ¿Se han dado pasos?

-Sí, se dan algunos, pero ese es el gran desafío que tenemos: la evangelización de nuestra sociedad, que se está descristianizando y al hacerlo no adquiere precisamente patrones de vida mejores, sí falsos e idolátricos, tomando por absoluto lo que no es. Lo verdaderamente absoluto, que es el amor infinito de Dios, se desprecia. En esa dinámica creamos una sociedad muy débil y frágil en muchos aspectos de la vida: personal, de las familias, del pueblo o las naciones. Todos los países de la cultura occidental tenemos una gran asignatura pendiente.

- ¿Este laicismo se refleja también en las vocaciones?. Cada vez hay menos

-Sí, pero es que tampoco hay niños, no hay cantera. El problema principal de Asturias es la falta de jóvenes; entonces, ¿cómo va a haber seminaristas? Esta esterilidad biológica va unida a la esterilidad espiritual. Ambas se alimentan.

- ¿Por qué la doctrina católica ha dejado de ser un referente social?

-Porque Europa se viene laicizando y esta dinámica no ha sido posible matizarla hasta ahora. Y es una excepción en el mundo, que es religioso; todas las culturas son religiosas con aciertos o desaciertos. Pensamos que hay una religión verdadera, que trae libertad y progreso a los pueblos, pero si desconocemos este hecho estamos desarmados. La religión es una estructura del ser humano, si carecemos de ella, las religiones del mundo tomarán la palabra.

- En referencia a los jóvenes y retomando el inicio de la charla, los autores de los actos terroristas, tal y como hemos visto en el de Barcelona, son cada vez más jóvenes. ¿Qué conclusión se saca de este hecho?

-En nuestra juventud está predominando el nihilismo relativista; es decir, no nos fiamos de nada que no sea nuestra opinión o nuestro bienestar subjetivamente vivido y a corto plazo. Entonces, nos convertimos en pequeños diosecillos y eso sostiene poco la vida. Si los jóvenes no tienen trabajo, ideales o esperanza y la sociedad se lo niega y se margina la esperanza antropológica religiosa de la educación y se difama en la cultura pública, esto tiene consecuencias. La juventud, además de trabajo, necesita una esperanza de fondo para sostenerse en los fracasos, en los reveses de la vida, en el futuro absoluto y en la muerte. Cuando falta esta esperanza, la sociedad se convierte en una lucha de todos contra todos.

- Curiosamente, en una sociedad que propaga el laicismo muchas familias optan por colegios religiosos para sus hijos. ¿No es un contrasentido?

-No, porque son centros bien organizados y a la gente le interesa que los chicos no pierdan el tiempo, que estudien.

- Si bien todas las épocas han sido difíciles para evangelizar, ¿ésta es aún más complicada?

-No sabría decir si es más difícil nuestra época, la de San Pablo o la de los primeros evangelizadores de América. Es distinto. El futuro no es de la sociedad secularizada, que es un gigante con pies de barro. Y se va a derrumbar a no ser que reaccione y acoja el Evangelio.

- ¿Entonces, la Iglesia tiene futuro?

-Las fuerzas del infierno no prevalecerán contra ella, es la palabra de Jesús. La Iglesia está en lucha y siempre perseguida, pero no sólo tiene futuro, sino que tiene un futuro divino, que es el de toda la humanidad.

- ¿Y cuál es el camino de los religiosos?

-Tenemos que confiar en el Evangelio y en la verdad de la fe cristiana, que no tiene nada que envidiar a los tópicos de lo políticamente correcto.

- ¿Cómo se llega a la gente?

-Transmitiendo el Evangelio sin complejos, con la vida y la palabra.

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