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La leucemia le llevó al podio

Iván Fernández, de Reconco, empezó a correr para superar su enfermedad, se enganchó al deporte y ahora ya es el segundo clasificado de España en las pruebas de montaña

Iván González, durante una competición en la montaña. FOTOS SAN VICENTE

Reconco, Illán GARCÍA

Iván González trabajaba de calderero, no hacía deporte, tenía toda la vida por delante. Hace tres años le diagnosticaron leucemia, leucemia crónica. Se le vino el mundo encima. "Fue un palo grande". Sus proyectos futuros se tambalearon, tenía que replantearse la vida sin llegar a los 25 años. Decidió pelear, comenzó a hacer una vida sana y se calzó las zapatillas, aunque no le gustaba nada correr. Natural de Reconco, un núcleo próximo a La Peral, salía a correr dos o tres veces por semana. Ahora, tres años después, González, miembro del equipo Toscaf, es el segundo clasificado de España en carreras de trail, carreras de montaña.

"Mi cuñado (Jorge Córdoba) me animó para participar en el Carrerillas y ahí arrancó todo", señala. Iván González se inscribió en la carrera sin conocer la existencia de ese deporte. Pensaba: "Esta gente está loca, correr por la montaña es de locos". Y luego, él también se volvió "loco" y más sonriente. "Son carreras muy mentales y eso me llamó la atención", apunta. Pronto se dio cuenta que el esfuerzo merecía la pena y comenzó a liberar endorfinas que solo le animaban a entrenar más para mejorar en la siguiente prueba. González pensaba más en el deporte que en su enfermedad.

Tal fue su amor repentino por la carrera de montaña que a los tres días de aquella prueba en su concejo se inscribió en el equipo Toscaf. Se ha adaptado cual camaleón a su nuevo motor de vida y tiene apoyos de amigos y familia para seguir adelante. Había abandonado los fármacos contra la depresión y se daba cuenta de que tenía mucho que correr y que tenía que seguir colaborando en casa con su compañera Edén Córdoba y con dos críos pequeños, Mateo de 5 años y Sofía, de 2. Comprendió que era más positivo dejar de darle vueltas a su cabeza y vivir, con las cinco letras. "Fue una salida de la leche, porque me jubilaron y todo cambió de repente. Gracias a mi familia y ese ambiente sano, salí adelante", destaca. Su enfermedad es crónica pero está estable, y el deporte le ayuda mucho.

Antes de su transformación en deportista fumaba casi dos paquetes de tabaco diarios y llegó a pesar 95 kilos. Ahora está concentrado en su próxima prueba, en la que se puede convertir en el primero de España en carreras de montaña. Se decidirá en semanas en Lanzarote. Para prepararse continúa con su rutina de entrenamientos. Dos horas diarias y los sábados y domingos pruebas de cinco a ocho horas por el monte Gorfolí, La Callezuela, el Alto de La Reigada y también por el parque Ferrera de Avilés. También hace pruebas más largas con los compañeros del Toscaf.

Como consecuencia de su enfermedad, le quitaron el bazo y varios ganglios de la zona abdominal. Pero tiene mucho corazón, corazón solidario. Colabora con la Fundación Josep Carreras, dedicada a la investigación de la lucha contra el cáncer. También es el autor del prólogo del libro "Mis primeras zancadas", de Octavio Pérez, su entrenador. Los fondos recaudados con la venta de ese ejemplar se han destinado a la donación de médula. Sus ganas de seguir adelante son fuertes, y sus pequeños le animan. "A Mateo le gusta más el fútbol, y Sofía cada vez que ve a alguien correr dice que es papá", relata con una sonrisa de padrazo.

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