La drástica reducción de la cuota de merluza que propone la Comisión Europea provocó ayer el rechazo de los Ministros de Pesca de la UE al primer plan de cuotas pesqueras para 2018. De haber salido adelante ese planteamiento, la caída de las capturas de merluza sur -que afecta a la flota asturiana- hubiera sido del 30 por ciento y pasaría de las 10.520 toneladas a las 7.366. España es uno de los países más beligerantes con esa merma y negociaba a última hora de la noche para intentar limitar los recortes no sólo en la merluza, sino también del jurel, del gallo y el rape, entre otras especies. Al cierre de esta edición, los 28 ministros del ramo aún no habían alcanzado un acuerdo.

Las conversaciones se prolongaron desde las diez de la mañana hasta bien entrada la madrugada y desde el primer momento quedó claro que no iba a ser fácil llegar a un plan común para las cuotas del Atlántico y el mar del Norte. El rechazo a primera hora de la mañana de la propuesta presentada por Estonia, que preside el Consejo este trimestre, obligó a los delegados nacionales a comenzar las reuniones trilaterales, junto con el Consejo Europeo y la Comisión, con el objetivo de acercar posturas y negociar las posibilidades de pesca de cada uno de los recursos.

Sobre la base de la "recomendación científica", Bruselas planteó mantener o aumentar las cuotas pesqueras para 53 reservas que se considera que están en una situación saludable, mientras que pidió recortes para 25 poblaciones en malas condiciones. Entre ellas está la merluza, la especie de mayor valor comercial para los barcos españoles. Los pescadores llevan sufriendo tres años consecutivos de recortes, por lo que la flota rechaza de pleno esa nueva propuesta de recorte. Para otra de las especies de interés para los barcos asturianos, el rape, también hay un plan para bajar la cuota un 2 por ciento, hasta las 3.879 toneladas. España también pretendía rebajar las disminuciones que la Comisión Europea proponía para el jurel del Golfo de Cádiz (menos 24%) y el gallo del golfo de Vizcaya y Gran Sol (menos un 10 por ciento).

La ministra de Pesca española, Isabel García Tejerina, también quería conseguir mejoras para la anchoa de aguas ibéricas y una "pequeña cuota" para la cigala capturada en el Cantábrico, frente a la propuesta de Bruselas de mantener cerrada esta pesquería un año más.

Uno de los aspectos que complicó las negociaciones entre los Estados miembros fue la propuesta de la Comisión Europea de prohibir la pesca de anguila en todas las aguas comunitarias, algo que afectaría en España, sobre todo a la pesca artesanal gallega. La previsión era que esta madrugara hubiera acuerdo.