Se estaba entrenando para competir en la maratón de Sevilla, pero el mar embravecido acabó con su vida. La atleta avilesina María Élida Fernández Iglesias, de 56 años, murió ayer por la mañana en la explanada de San Juan de Nieva. Durante algo más de cuarenta minutos, los médicos de urgencias trataron de salvarla, pero su esfuerzo no dio fruto. Una ola enorme había lanzado a la fundadora del grupo de "running" del parque de Ferrera contra la escollera del espigón de la desembocadura de la ría. La acompañaba otro corredor, Pablo Álvarez Ortiz, que también cayó, pero logró regresar al dique por sí mismo y dio la voz de alarma. Sin embargo, otra ola le volvió a empujar contra las piedras junto al policía local Daniel Wei y al bombero del parque de Avilés Antonio Fernández, que habían acudido a prestar ayuda. Los dos primeros fueron rescatados por un helicóptero de emergencias junto a la mujer, que falleció poco después.

Fredi García y Manuel Modroño se enteraron de que "la jefa" de su grupo de atletas había muerto cuando llegaron a la explanada de San Juan de Nieva. "Les tocaba hacer 22 kilómetros. A nosotros, menos. Por eso, terminamos antes", explicaba Modroño, totalmente roto. Los dos deportistas también querían viajar el próximo 25 de febrero a Sevilla para cruzar la meta. Los mensajes de Whattsapp no les paraban de llegar. "Así lo supe", señalaba, compungido, Modroño. García, mientras tanto, contestaba a las preguntas de los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Portuaria. Y es que ni Élida Fernández ni Pablo Álvarez corrían documentados. "Es Eli", no paraba de decir Fredi García a todos los que le telefoneaban. Una deportista amateur de postín, la coordinadora del club del parque de Ferrera.

Los restos mortales de la mujer, casada y con dos hijos, fueron traslados al Instituto de Medicina Legal de Oviedo para determinar la causa de su muerte: el ahogamiento o un golpe mortal. Los tres heridos fueron trasladados al Hospital de San Agustín. El agente de la Policía Local había intervenido hace meses en una operación de rescate similar a esta, pero en la playa gijonesa del Arbeyal. Una hazaña que hace unos días le valió el reconocimiento de "ciudadano ejemplar de Castrillón". Fue ingresado por Urgencias con una brecha abierta en la cabeza, un hombro dislocado, dos vértebras dañadas e hipotermia. Por su parte, Pablo Álvarez, el compañero de la víctima, se recupera de una herida en la cabeza y otra más en una oreja. Tiene 51 años y está casado. Los compañeros de su grupo le veían "tremendamente agobiado" por no haber podido salvarla. El bombero que también calló al espigón tenía magulladuras.

Mientras el helicóptero llevaba a los heridos al San Agustín, los médicos se afanaban en vano por salvar la vida de la veterana corredora. La noticia estalló en las redes. "Me dijeron que había pasado algo en San Juan. Me imaginé lo peor", señalaba Fredi García. Las autoridades judiciales ordenaron el levantamiento del cadáver a primera hora de la mañana. La bruma apenas podía esconder la tragedia.

La ola que se llevó la vida de Élida Fernández Iglesias rompió contra la escollera de San Juan de Nieva: un lugar cuyo acceso está terminantemente prohibido. "Nunca, nunca pasamos para dentro", explicaba Fredi García, uno de los compañeros de la fundadora del grupo de "running" del parque de Ferrera.

Sin embargo, tanto Élida Fernández como Pablo Álvarez, su compañero en el grupo de atletas, ayer traspasaron la cadena. "La meta es la última piedra, el sitio para dar la vuelta", explicaba una corredora que ayer fue testigo del rescate de los dos deportistas, del policía local Daniel Wei y de un bombero, Antonio Fernández, de 46 años, que intervino en la operación junto a cuatro de sus compañeros. Este fue el que menos consecuencias físicas tuvo.

Según explicaron Fredi García y Manuel Modroño, veteranos en competiciones avilesinas como la media maratón o la San Silvestre, la víctima mortal y Pablo Álvarez tenían programado para la mañana de ayer 22 kilómetros. García y Modroño, sin embargo, iban a correr sólo 14. Los cuatro se preparaban para viajar a Andalucía el próximo 25 de febrero. "Habíamos salido en torno a las nueve de la mañana", contaba Modroño. Poco a poco, paso a paso, los cuatro recorrieron las playas de Salinas y de San Juan de Nieva. "Nos separamos en las dunas", relataba. Élida Fernández y Pablo Álvarez continuaron la marcha. Y la marcha la paró en seco un mal golpe de mar.

Los agentes de la Policía Local de Castrillón, los de la Policía Portuaria, la Guardia Civil, los Bomberos y los médicos del SAMU intervinieron en el accidente, en una zona que no es la primera vez que es escenario de siniestros de gravedad.

Los pésames por la muerte de la corredora se multiplicaron por las redes sociales. Y es que Élida Fernández era una de las deportistas más queridas en Avilés. Está previsto que este mediodía sus restos mortales sean recibidos en el tanatorio de la ciudad. Al cierre de la edición, la hora del funeral no estaba fijada. Será, en todo caso, mañana lunes. El deporte avilesino está de luto. El mar ha vuelto a mostrar su inclemencia.