"Cenamos en una sidrería de la calle San Francisco, fuimos paseando hasta casa (en el barrio del Carbayedo) y allí tomamos un ron cola. Serían entre las once y las doce de la noche. Ella (Ascensión, Susi, Amores) se acostó. Yo me quedé en la cocina, estaba muy desesperado. Quería quitarme de en medio. Empecé a beber y a tomar pastillas. No me acuerdo de nada más". Así relató ayer el pastelero Julio Pardo la noche en la que mató a su esposa, Susi Amores, durante la primera jornada del juicio en la Audiencia Provincial. Un jurado formado por nueve mujeres y dos hombres emitirá su veredicto sobre el propietario de la confitería La Duquesita, que presuntamente asesinó a su esposa en la madrugada del 26 de enero de 2016 en su domicilio conyugal de Avilés. La mató a golpes con una llave inglesa mientras dormía, un crimen por el que afronta ahora hasta 25 años de cárcel.

Julio Pardo y Susi Amores comenzaron a salir a los veinte años. Ambos estudiaron Relaciones Laborales y empezaron a convivir en 2005 en un piso de los padres de él, en El Carbayedo. Tres años después contrajeron matrimonio. Se hicieron con las riendas de La Duquesita, una conocida pastelería de la calle Fernández Balsera, cuando los padres del hombre dejaron el negocio familiar por jubilación. Él permanecía en el obrador. Ella era la encargada de atender a los clientes. La relación acabó con un crimen que conmocionó a la sociedad asturiana.

Pardo aseguró ayer en la primera sesión del juicio, en la que solo respondió a su abogado Félix Guisasola, que el matrimonio pasaba un profundo bache económico por la deriva del negocio y que la relación entre su padre y su mujer era pésima. Negó que tuviesen más problemas de pareja que los derivados de esos problemas económicos. Pero su relato no pudo ser más diferente del que ofrecieron los familiares de Susi Amores. Dos hermanos de la víctima contaron que estaba completamente dominada por su marido, que su carácter alegre y extrovertido ("estaba siempre sonriendo") cambió desde que comenzó la relación. Que en los últimos meses de vida estaba triste.

"La veía nerviosa y angustiada (...). Los martes (los días que cerraban la pastelería por descanso) solo podía estar con él (...). Mis padres, que por temas de salud pasaban en ocasiones días en su casa, dejaron de ir porque discutían mucho y la humillaba (...). Tenía una sonrisa forzada. Siempre me quedará la duda de saber qué le pasaba", declaró un hermano de la fallecida.

Susi Amores quería acabar con la relación, según trascendió en el juicio. "Me dijo que quería separarse de él. Tenían problemas no solo económicos, también de trato. Era bastante reservada", declaró por videoconferencia una tía de Julio Pardo, que dio a entender que Susi pudo haber sido víctima de malos tratos: "Le pregunté si la maltrataba y me dijo que no. Pero le vi golpes que no me gustaron nada. Me dijo que se había dado contra una puerta, pero se le caían las lágrimas. Me dio a entender que sí (...) La vi por última vez antes de las navidades (de 2015-16). Estaba triste y decaída, pero me decía que tenía mucho trabajo. Ella quería coger otro negocio en Oviedo, pero él no quiso. Discutían mucho por eso".

Del relato de la tía de Julio Pardo se extrae que estas conversaciones telefónicas las hacía Susi Amores a escondidas de su marido. "Me llamaba cuando él no estaba delante, me daba un toque y ya sabía que podía llamarla. Si estábamos hablando y él llegaba me colgaba", afirmó.

Los familiares de Susi Amores que ayer asistieron al juicio no pudieron contener el llanto al ver las fotografías del escenario del crimen, que se proyectaron cuando testificaron los policías que descrubrieron el cadáver.