Veinticuatro años de cárcel y el pago de indemnizaciones que suman 420.000 euros a la familia de su esposa. Esta es la condena que impone la Audiencia Provincial, en base al veredicto del jurado, a Julio Pardo, el pastelero que asesinó en la madrugada del 26 de enero de 2016 a su mujer, Ascensión (Susi) Amores en el domicilio conyugal del Carbayedo. El confitero decidió matar a su esposa porque temía que iba a poner fin al matrimonio e ingirió alcohol y medicamentos tras cometer el crimen, para no asumir las consecuencias del asesinato. El abogado defensor, Félix Guisasola, analiza ahora la sentencia para decidir si presentará recurso ante el Tribunal Superior de Justicia: "Hay que estudiarla en profundidad. Espero instrucciones de mi cliente", señaló.

Los hechos probados que recoge la sentencia, notificada ayer y que supera las 100 páginas, permite reconstruir las últimas horas de Susi Amores y el calvario que sufrió mientras su marido le arrebataba la vida a los 46 años. El matrimonio fue a cenar a una sidrería de la calle San Francisco el lunes 25 de enero, como solía hacer cada víspera de descanso (los martes su negocio, "La Duquesita", cerraba al público). Volvieron a casa sobre las once de la noche y alrededor de las cuatro de la madrugada se desató la tragedia.

Susi Amores se encontraba dormida. Julio Pardo acudió al dormitorio armado con una llave inglesa. Guiado por el ánimo de acabar con la vida de su mujer, y sirviéndose de una llave inglesa marca "Diamond" del calibre 10, le propinó numerosos golpes en la cabeza y continuó golpeándola de forma reiterada, provocándole un traumatismo craneal severo que le causó la muerte.

Pardo atacó a su mujer sin mediar palabra, de forma súbita e inesperada. Al golpearla dejó a Susi en estado de semiinsconsciencia y aprovechando que estaba aturdida, y que no tenía posibilidad alguna de defensa, continuó propinándole golpes reiterados, fundamentalmente en la cara.

El pastelero avilesino no solo pretendía con estos golpes brutales acabar "de manera consciente y deliberada" con la vida de su esposa, su pareja de toda la vida, sino también "producirle un extraordinario y desmedido dolor". Y es que, como trascendió en el juicio, de los más de treinta golpes que propinó a la mujer, muchos fueron en la cara y mientras aún estaba viva.

La sentencia recoge en el relato de hechos probados que "antes de que Ascensión falleciera" como consecuencia de los golpes, Julio Pardo "le colocó un almohadón sobre la cara ejerciendo presión para tratar de asfixiarla, lo que le ocasionó obstrucción de entrada de aire por intento de asfixia".

El matrimonio regentaba desde el año 2012 la confitería "La Duquesita", en la calle Fernández Balsera, el negocio familiar del ahora condenado por asesinato. Julio Pardo se encargaba de las tareas propias del obrador y Susi Amores de la atención al público. Entre la pareja había conflictos, derivados del mal momento que atravesaba el negocio y de la mala relación que existía desde hacía tiempo entre Susi y sus suegros.

Ella llegó a proponer a Julio la posibilidad de dejar la confitería y abandonar Avilés. Pero él se negó e impuso su criterio, "anulando así su capacidad de decisión". El jurado popular concluyó que en el crimen concurre la agravante de género. En este sentido, la sentencia recoge que el carácter de la víctima se fue transformando paulatinamente en los últimos años, haciéndose más introvertida y menos social. "Su vida se redujo a trabajar en la confitería y cuidar a sus padres. Sus únicas salidas eran en compañía de su marido y el único contacto ajeno a su propia familia era con la tía de Julio, con la que hablaba a escondidas del acusado. Se vio obligada a distanciarse de su familia, llegando sus padres a no querer pasar días en la vivienda conyugal al ver el trato" que Julio dispensaba a Susi, prosigue la sentencia.

Ella estaba siendo tratada de ansiedad, se planteó la posibilidad de separarse y su marido decidió arrebatarle la vida.